Al llegar a casa…¿La comida te controla a ti?

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Silvia Santana Silvia Santana preguntó sobre
Trastornos de la alimentación

En ocasiones vivimos situaciones difíciles en nuestro día a día, sabemos que nos encontramos tensos una vez que llegamos a casa pero no nos damos cuenta de cómo lo expresamos. Lo que comienza como un simple bocadillo antes de ir a la cama, se transforma rápidamente en un irrefrenable frenesí alimentario. En muchas ocasiones, ni siquiera nos damos cuenta de lo que está ocurriendo. La mayoría de estos excesos poco tienen que ver con la satisfacción de una necesidad nutricional. De hecho, están más relacionados con la sensación de que a través de la alimentación calmamos nuestra ansiedad, disfrutamos más cambiando nuestro estado emocional.

Cuando las situaciones que vivimos son el desencadenante de nuestra perdida de control ante la comida las principales pautas serían:

- Detección de las situaciones que generan la emoción negativa a lo largo del día.

- La eliminación de la disponibilidad de la comida principal de los atracones: chorizo, chocolate, patatas de bolsa… situando sustitutivos menos dañinos para el cuerpo hasta que logremos un cierto nivel de autocontrol.

- Respetar las horas del sueño. No dormir lo suficiente hace que al día siguiente estemos más vulnerables para poder controlar las situaciones, que nos mostremos apáticos y por ende con pocas ganas de preparar la cena en casa y dedicar tiempo a organizar una cena elaborada y equilibrada. La mayoría de las veces el descontrol se produce con el inicio de la ingesta de cómida rápida, que además es más grasienta.

- Evitar enfoques extremistas. Que un día haya sido malo no quiere decir que el siguiente tenga que serlo. Reforzar los avances que vayamos consiguiendo.

- No saltarse comidas ni resguardarse en el ejercicio físico. El foco del problema esta en nuestra mente: no castigues tu cuerpo.

- Realizar actividades que nos distraigan y que nos lleven a centrarnos en el presente, disfrutar del momento y evitar observar nuestras sensaciones físicas, fijarnos en nuestro cuerpo o recrearnos en lo que podíamos comer que no deberíamos.

Imagen: Jef Poskanzer en Flickr

02 de octubre de 2015   Comentar

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