Cirugía podológica

La cirugía podológica es una intervención que tiene por objeto corregir cambios estructurales de la anatomía del pie que se han producido por trastornos biomecánicos.

Como es bien sabido, en muchos casos la colaboración multidisciplinar puede mejorar de forma importante el diagnóstico, elección del tratamiento y seguimiento de las enfermedades, y el área de la podología no es una excepción.

Muy al contrario, la podología es una disciplina médica cuyos profesionales están especializados en distintas áreas, entre ellas la cirugía podológica, al tiempo que trabajan en colaboración con otros profesionales, como los traumatólogos o fisioterapeutas.

La valoración de las patologías relacionadas con trastornos y patologías del pie, en efecto, puede mejorar de forma significativa mediante un enfoque multidisciplinar. En cuyo caso, tras valorar la patología de cada paciente se establecerá el mejor tratamiento de forma personalizada.

Cuándo se aconseja realizar la cirugía podológica

Ya sea por consejo de uno o varios profesionales, recurrir a la cirugía podológica suele ser la última opción, teniendo en cuenta una serie de síntomas, entre los que destacan una deformidad importante, el dolor y una merma de la calidad de vida.

Tras analizarse dichos factores, se propondrá o no la intervención para volver a tener un pie normal o también para recuperar su funcionalidad, aunque no se logre una curación total.

Por contra, no se debe realizar la operación para prevenir. La cirugía preventiva, en el caso de la podología, es una cuestión muy excepcional. Normalmente, ante la ausencia de síntomas o la existencia de éstos de forma mínima la cirugía representa un riesgo que no debe asumirse.

Igualmente, la motivación estética debe descartarse cuando es la única o principal razón para intervenir. No olvidemos que la cirugía podológica puede cambiar la arquitectura del pie, lo cual puede traer problemas funcionales y ocasionar dolores.

Técnicas de cirugía podológica

Se puede realizar mediante técnicas mínimamente invasivas a través de incisiones mínimas, por donde se mete el instrumental, controlando el proceso mediante un fluoroscopio o radiología especial, sin necesidad de anestesia general y por tanto es una intervención de tipo ambulatoria.

También se puede utilizar el láser, de gran utilidad para corregir problemas de uñas encarnadas, hongos, rehabilitación tras una operación, pero que no es válido con patologías de juanetes, patología del talón, dedos en garra, etc. 

Objetivo: garantizar la calidad asistencial

Por un lado, el trabajo del cirujano es llevar a cabo una buena intervención a nivel técnico, no sin antes haber valorado detenidamente la conveniencia de su realización. Por lo general, recurrir a la cirugía suele ser la última opción en la especialidad podológica, tras plantear o intentar tratamientos más conservadores, que fundamentalmente impliquen el uso de fármacos y/o de medidas basadas en el uso de productos ortopédicos.

A la hora de decidir la operación, en suma, es clave identificar pacientes que se beneficiarán de la intervención, valorando los pros y los contras. Para lograr tal beneficio final, además de tomar la decisión de intervenir se hace necesario contar con los conocimientos y habilidades necesarios, sin olvidar que, junto a los fundamentos biomecánicos, es importante implementar con éxito las diferentes técnicas quirúrgicas según las distintas patologías del pie.

Se trata de un área en constante actualización, tanto en lo anteriormente referido como en lo relativo a los tratamientos posquirúrgicos llevados a cabo de acuerdo con las distintas patologías del pie.

Por otro lado, en muchas ocasiones los problemas son multifactoriales, con lo que la cirugía no siempre consigue los mejores resultados. Por lo tanto, garantizar la calidad asistencial requiere de profesionales muy preparados que transmitan seguridad al paciente en un sector que, justo es decirlo, no siempre tiene la mejor reputación.

Entre otros motivos que justifican esta reputación encontramos desde los fracasos quirúrgicos hasta las cicatrices, imperfecciones y recurrencia, así como el dolor perioperatorio, es decir, el periodo de tiempo que abarca el procedimiento quirúrgico, incluyendo el antes, durante y después de la operación. Son solo ejemplos de problemas relativos a la misma decisión de operar o a la misma técnica, pongamos por caso.

En otros casos, son problemas difíciles o imposibles de prever o, sencillamente, cumplir el deseo de operarse del paciente, cuando en realidad no está aconsejado hacerlo o no es la mejor opción. Aun así, actualmente son muchas las cirugías mínimamente invasivas basadas en técnicas de mínima incisión que pueden realizarse con éxito, al tiempo que se ha mejorado de forma significativa en el campo de la cirugía más agresiva, aquella que exige un procedimiento quirúrgico abierto.

Por último, es importante mencionar lo capital que resulta que el paciente siga las instrucciones de los profesionales, tanto en lo que respecta a las buenas prácticas que puedan evitar la intervención quirúrgica, retrasarla o hacerla menos invasiva.

Igualmente, los pacientes deben respetar las instrucciones de apoyo antes y después de la operación. Ello incluye realizar la rehabilitación necesaria, si se precisa, puesto que si ésta es insuficiente los malos resultados pueden achacarse en parte o en todo a esta circunstancia.

Antes de decidir la operación, deben tenerse en cuenta estos posibles problemas debidos a los diferentes tipos de personalidades, a los problemas de salud o restricciones debidas a circunstancias personales o profesionales, pongamos por caso.

En muchos casos, detectarlos puede ser de gran utilidad para corregirlos, si bien no siempre es posible hacerlo. Valorar este aspecto antes de realizar la operación, en definitiva, es clave de cara a decidir si conviene hacerla o realmente no merece la pena a la vista de estos factores.

Patologías a ser tratadas con cirugía podológica

Las patologías que pueden ser tratadas con la cirugía mínimamente invasiva son: Juanetes o Hallux Valgus, neuroma de Morto, metatarsalgías, callo plantar intratable, callo entre los dedos, uñas encarnadas, dedos en martillo, fascitis plantar, entre las más destacadas.

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