Traumatología facial

La traumatología facial reagrupa distintos traumatismos, sobre todo fracturas, ya sean producidos en diferentes huesos de la cara o los dientes, así como por heridas en la cara y el cuello.

¿En qué consiste la traumatología facial?

Si nos preguntamos en qué consiste esta subespecialidad médica, desde un enfoque clínico hemos de asociarla a la evaluación, diagnóstico y tratamiento de estas lesiones, jugando un rol importante la cirugía maxilofacial y la cirugía traumatológica.

Por lo general, son fracturas que suelen surgir a consecuencia de agresiones, accidentes casuales, deportivos o de tráfico. La lista de posibles fracturas faciales es larga, incluyendo las de mandíbula, nasales, fracturas que afectan a pómulos y a las órbitas o, por ejemplo, las fracturas del maxilar.

La importancia de un buen diagnóstico en la traumatología facial

Un diagnóstico adecuado es el primer paso para curar la fractura, recuperar la funcionalidad, en caso de haberse perdido, y restituir la estética facial.

Es muy importante realizar un buen diagnóstico de estas fracturas, pues de ello dependerá el éxito del tratamiento, cuyo objetivo es múltiple en la mayoría de las ocasiones, ya que la fractura puede producir una deformidad estética y problemas funcionales de diversa índole.

Los exámenes y pruebas realizados para llegar al diagnóstico dependerán del criterio médico, como es lógico, pero normalmente se lleva a cabo un examen clínico que consiste en una detallada exploración física y distintas pruebas de imagen. Entre las más comunes, el escáner y la radiografía, a menudo de forma conjunta, puesto que son técnicas exploratorias de diagnóstico por imagen que resultan complementarias.

Tratamiento de la traumatología facial: cirugía reparadora

Si bien cada paciente presenta sus propias particularidades, en general puede afirmarse que la traumatología facial es un área que, en la mayoría de las ocasiones, requiere tratamiento quirúrgico.

De igual modo, afirmar que el tratamiento de estas fracturas suele ser quirúrgico supone englobar intervenciones de muy distinta complejidad, dependiendo de la gravedad de cada caso.

Aun así, generalmente estamos ante operaciones planteadas para reducir el foco de la fractura y, de precisarse su estabilización, podríamos recurrir a unas pequeñas placas y tornillos de titanio. El uso de éstos permite una fijación rígida que facilita la adecuada curación del hueso.

Alteraciones funcionales y estéticas tras una traumatología facial

Puesto que los traumatismos faciales tienen una gran repercusión a nivel funcional y estético, deben tratarse por cirujanos maxilofaciales y otros especialistas preparados para abordar estos diferentes campos, en ocasiones desde un enfoque multidisciplinar.

No en vano, sus repercusiones pueden afectar desde, pongamos por caso, la oclusión y la masticación, hasta la movilidad facial, la visión o la respiración, perjudicando, a su vez, el aspecto estético.

La razón es sencilla: cuando se fractura una parte del esqueleto facial se producen tanto alteraciones funcionales como estéticas en una determinada región de la cara. La casuística es amplia.

Una fractura del hueso frontal, por ejemplo, provocará el hundimiento de la frente y problemas de seno frontal, mientras una fractura del hueso malar o cigomático, -ubicado en la parte superior y lateral de la cara por fuera del maxilar-, hundiría el pómulo y modificaría fácilmente la posición del ojo, ocasionando problemas visuales.

Los traumatismos faciales denominados de alta energía, como los producidos en accidentes automovilísticos, constituyen un buen ejemplo para ilustrar su complejidad potencial.

Sobre todo porque, al tratarse de lesiones severas, suelen afectar al encéfalo y columna cervical, además de presentarse junto con otras fracturas (politrauma), por lo que el paciente debe ser estabilizado en primer lugar.

Una vez atendidos los primeros requerimientos clínicos asociados a cada paciente politraumatizado, ya lograda su estabilización, se podrá examinar al paciente realizando una evaluación secundaria para llegar a un diagnóstico que permita plantear la posible intervención quirúrgica en este sentido.

La repercusión que pueden tener las heridas faciales en las estructuras anatómicas es otro ejemplo de la complejidad comúnmente asociada a los pacientes, como son las vías lagrimales, las glándulas salivares o la afectación de algunos nervios (trigémino o facial), pudiendo afectar a las capacidades neurológicas.

Un enfoque multidisciplinar de la traumatología facial

Son precisamente estos distintos aspectos los que añaden complejidad a los casos, exigiendo no solo la oportunidad de una visión multidisciplinaria, sino también la actuación de profesionales de muy diferente tipo: desde los servicios de urgencia hasta otros profesionales ad hoc.

En el área que nos ocupa, destaca el cirujano maxilofacial especializado en traumatología maxilofacial, un profesional que aúna conocimientos específicos de tipo funcional, reparador y estético del área facial.

El tratamiento dependerá, en gran medida, del estado del paciente. Tanto en cuanto a su realización, que será lo más temprana posible, como en lo que respecta a la mayor o menor necesidad de rehabilitación y tratamientos estéticos.

Si nada lo desaconseja, es decir, si el paciente no precisa de una atención inmediata y, en definitiva, se encuentra estable, se planeará la intervención. Idealmente, para su realización de forma inmediata, al tiempo que debe tenerse en cuenta también qué tipo de posoperatorio se requiere. Entre otras posibilidades, recurriendo a la fisioterapia o rehabilitación, además de los habituales tratamientos cosméticos.

Preguntas y respuestas sobre traumatología facial

Noticias sobre Traumatología facial

Nuevos avances en traumatología facial

Traumatología facial

La cirugía virtual y la impresión 3D en traumatología facial han abierto muchas posibilidades diferentes que hasta ahora no se contemplaban, según dicen los expertos. En los últimos años, estas tecnologías han contribuido a mejorar la calidad de vida de los enfermos afectados por estas patologías.

La aplicación de estas técnicas ya es una realidad y aunque su implantación data de la última década, su desarrollo no ha sido pleno hasta los últimos 4 o 5 años.

Cada año miles de pacientes sufren accidentes, malformaciones de gravedad o tumores en la región maxilofacial. Hasta hace poco, las consecuencias de estas patologías eran devastadoras, con trastornos estéticos y funcionales que además creaban problemas psicológicos y tenían un gran impacto en la calidad de vida de los pacientes, pero gracias a estos avances se han conseguido grandes retos y la vida social de los enfermos puede mejorar con soluciones que ya se usan ampliamente.

Estas técnicas permiten reconstrucciones o extirpaciones que antes no eran tan delicadas y que podían dejar secuelas o no ser estéticas, por lo que se ha avanzado mucho en la satisfacción de los pacientes.

 

Publicidad