Hacia una psicoterapia que ayude El presente escrito pretende...

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Psicoterapia

Hacia una psicoterapia que ayude

El presente escrito pretende recoger aquellas características del marco terapéutico que desde mi experiencia considero fundamentales en un proceso psicológico. Así pues desde mi opinión una terapia debe ser:

EXPERIMENTADORA Y VITALISTA:

Si hay algo que me han enseñado mis años de trabajo y que a veces es difícil trasmitirle a la persona es que “las mismas formas de actuar le llevan a los mismos resultados”. No podemos pretender cambiar haciendo “más de lo mismo”, es por ello que la terapia debe invitar a la persona a innovar y a renovarse en su forma de estar en el mundo. Desde mi punto de vista el verdadero cambio se produce cuando la persona se puede reencontrar de verdad con sus emociones y ver aquello en su vida por lo que realmente merece la pena vivir.

AUTÉNTICA

En un mundo que muchas veces quiere que seamos otra cosa de lo que somos es frecuente que las personas se acostumbren a utilizar máscaras para ocultar sus verdaderos sentimientos. Empiezan así a dar una imagen que agrada “al mundo” y que le permite obtener recompensas. Si bien algunas mascaras pueden ser necesarias en ciertos contextos se corre el riesgo de identificarse completamente con la máscara y perder la conexión de lo que uno es en realidad. Cuando este mecanismo se hace muy rígido la persona puede llegar a vivir para la máscara y olvidarse de satisfacer sus verdaderas necesidades. Esta “traición”a sí mismo con el paso del tiempo empieza a pasar factura. Normalmente es un proceso lento que la persona no logra explicarse; sin saber claramente el como o el porqué surgen múltiples trastornos: obsesiones, depresión, ansiedad, confusión…etc

El sentido profundo de la psicoterapia tiene que ver con la reconciliación de la persona consigo misma y con su valor esencial. Esto supone ir más allá de lo que la persona ha aprendido, más allá de las ideas que se ha creado sobre el mundo, sobre si mismo y sobre los demás. Supone un ir “soltando” las máscaras antiguas y empezar a re-descubrir quién se es en realidad.

Cuando la persona empieza a tomar conciencia de lo que hay debajo de las máscaras el cambio se produce de forma natural; pensamientos, sentimientos y acciones se vuelven más coherentes ante sí mismo y ante los demás. Fruto de esta mayor autenticidad la persona se siente con más recursos para nutrir sus propias necesidades así como para poner límites a aquello que le genera sufrimiento.

PRÁCTICA PERO TAMBIÉN DURADERA:

Cambiar los hábitos más arraigados de nosotros mismos no suele ser una cosa fácil ya que por lo general la persona lleva mucho tiempo repitiendo los mismos esquemas de pensar y sentir. Además se suele pedir ayuda profesional cuando ya se ha llegado al límite y no se ven otras salidas a su problema.

Sin bien una terapia debe abarcar los problemas más inmediatos y cotidianos que trae la persona a la consulta no puede ser solo un "parche" que alivie los síntomas temporalmente y luego deje a la persona c

05 de noviembre de 2013   Comentar

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