"La fibromialgia es un complejo síndrome. El síntoma principal es el dolor, acompañado de la fatiga (75% de los casos), alteraciones del sueño (80%), déficits cognitivos (76%), y problemas emocionales como ansiedad (44%) y depresión (53%)"
Juan Montaño Ocaña es fisioterapeuta por la Universidad de Sevilla, con Máster en Innovación e Investigación en Cuidados de la Salud por la Universidad de Cádiz. Además es especialista en Terapia manual Ortopédica en el tratamiento del dolor. Forma parte del equipo de Onelife - Tu clínica para el dolor.
Mi leal relación con la que es mi actual profesión empezó como una inesperada y bonita casualidad. Un adolescente indeciso y amante del deporte que, asesorado y más que valoradas las diferentes opciones, decide finalmente incorporarse al ámbito de la sanidad más relacionado con su pasión. Una forma de estar cerca y poder ayudar a los ídolos de aquella etapa de la vida que tanto solemos añorar, los héroes de aquella época, los deportistas de élite.
La madurez, el tiempo y el descubrimiento de un nuevo mundo, la Fisioterapia, equilibró mi balanza hacia la necesidad imperiosa de ayudar a los demás, aportar mi grano de arena, sentir poder mejorar y mucho la vida de cuantas más personas mejor a través de esta disciplina sanitaria que tan buenos y no tan buenos momentos brinda, aunque siempre de manera muy cercana, cálida e intensa.
Luego vino mi inquietud por el dolor. Todo fue tras conocer a un grupo de profesionales, mis compañeros a día de hoy, que acompañados de la ciencia más actual abrieron mi horizonte hacia oportunidades que incrementaban mucho las expectativas de mejora de nuestros pacientes, además de nuestras propias perspectivas de cara a lo que podríamos aportar a una sociedad afectada de una enfermedad que crecía y crece por momentos, el dolor crónico.
La pasión se desató en este campo, quedando ya el ámbito deportivo muy lejos mi práctica clínica habitual; descubrí lo que realmente me mueve y estoy muy feliz y agradecido de haber elegido fortuitamente mi verdadero camino.
Lo que sabemos hasta la fecha sobre la fibromialgia es que se trata de un complejo síndrome, es decir, un conjunto de síntomas que aparecen de forma variable y conjunta, con relación directa y cuya presencia en común se da de forma repetida, hasta en un 3% de la población mundial.
El síntoma principal es el dolor, acompañado de la fatiga (75% de los casos), alteraciones del sueño (80%), déficits cognitivos (76%), y problemas emocionales como ansiedad (44%) y depresión (53%). Todos ellos aparecen de forma más prevalente e intensa en personas con fibromialgia que en otras afecciones dolorosas crónicas como espondilitis anquilosante, trastornos reumáticos, (artritis reumatoide…) o degenerativos (osteoporosis, artrosis, etc.).
Aunque no somos nosotros los especialistas encargados de realizar un diagnóstico médico de la enfermedad, los fisioterapeutas podemos llevar a cabo una adecuada valoración del estado sintomático y funcional, y tenemos armas terapéuticas (educación en dolor, terapia manual, ejercicio terapéutico) con eficacia más que contrastada para combatir el padecimiento central de la fibromialgia, el dolor.
Además, podemos influir positivamente sobre la fatiga y otros síntomas, como ciertas variables psicológicas (ansiedad, hipervigilancia, catastrofismo, kinesiofobia, etc.), alteraciones del sueño o déficits cognitivos (atención, hipervigilancia, etc.). Todo ello repercute finalmente sobre la mejora de la funcionalidad y calidad de vida de estas personas.
Pero no hay que olvidar que el mejor abordaje de la fibromialgia es siempre multidisciplinar, y se hace indispensable la presencia de otros especialistas para garantizar un diagnóstico, valoración y tratamiento lo más individual e integral posible en cada paciente, llegando a todas las esferas (física, cognitiva, emocional y social) que en esta enfermedad se ven afectadas.
La Terapia Manual Ortopédica ha demostrado mejoras en el dolor, ejerciendo sus efectos tanto a nivel de los tejidos corporales (disminución de sustancias proinflamatorias, aumento del flujo sanguíneo, oxigenación, etc.), como del sistema nervioso central (activación de nuestro sistema neural analgésico endógeno, liberación de sustancias que promueven un alivio del dolor como la serotonina, oxitocina, etc.).
No obstante, uno de los mensajes que solemos transmitir a nuestros pacientes con Fibromialgia es que “nuestras manos son como una píldora analgésica”, cuyo efecto es limitado en el tiempo, y que necesitamos de otros tratamientos activos y autotratamientos (ejercicio, gestión emocional y del estrés, nutrición, etc.) para mantener las mejoras inmediatas y cortoplacistas.
Hacemos siempre ver que la participación y proactividad del paciente para los beneficios a medio y largo plazo son fundamentales, y que la única vía para mejorar el cuadro clínico es el afrontamiento activo de la enfermedad.
El método pilates ha demostrado en una serie de estudios mejorar variables que afectan la fibromialgia como la intensidad del dolor (que suele ser desproporcionada), el equilibrio o la rigidez, e incluso sobre parámetros psicosociales asociados.
No obstante, muchos pacientes con fibromialgia nos llegan a consulta con experiencias previas muy negativas relacionadas con este método. Esto se debe fundamentalmente a la especificidad de la dosis de ejercicio, a la inclusión de estas personas en actividades grupales antes de estar preparadas para ello y/o a la imprescindible gestión previa del miedo relacionada con el movimiento.
En cuanto al tipo de ejercicio, se hace necesario transmitir que no hay “ningún método mágico”. Lo que se ha demostrado hasta la fecha, y experimentamos en consulta, es que diferentes modalidades de ejercicio producen mayores resultados o mejoras sobre unos síntomas y variables u otros. Por lo que la priorización de una modalidad u otra de ejercicio en función de cada paciente y los objetivos marcados en el momento del tratamiento será la clave: ejercicio aeróbico, ejercicio de movilidad y flexibilidad, ejercicio de fuerza, ejercicios respiratorios, etc.
Creo que ya hemos respondido a esta pregunta, y el resumen de la respuesta es que es fundamental. En una enfermedad tan compleja y que afecta a tantos sistemas (hormonal, inmunológico, sistema nervioso, etc.) como es la fibromialgia, los mejores resultados a nivel clínico se dan siempre de forma multidisciplinar, con el trabajo de diferentes especialistas (médicos, psicólogos, nutricionistas, fisioterapeutas, etc.) en comunicación abierta y continua, entre ellos y con el paciente. Es decir, se trata más de un trabajo interdisciplinar coordinado.
Es por ello que en clínica seguimos este modelo, a pesar de que aun se necesita más investigación para definirlo y demostrarlo con mayor rigurosidad a nivel científico, así como una mayor facilitación del acceso y aplicación a nivel sanitario, tanto público como privado.