"Diversos artículos defienden la terapia manual como una herramienta efectiva en el tratamiento del dolor, la inflamación y el mantenimiento de la movilidad. A esta podemos añadir técnicas como la punción seca, la acupuntura, la aplicación de corrientes eléctricas analgésicas y los ejercicios terapéuticos, como las herramientas más efectivas en el tratamiento del dolor y mejoría de la movilidad en la DCM y DO."
Diego Miñambres Martín es Fisioterapeuta egresado de la Universidad San Pablo CEU. Máster en disfunción cráneo mandibular y dolor orofacial por la Universidad San Pablo CEU. Es además especialista en osteopatía, tratamiento de cefaleas, bruxismo y mareo cervicogénico, inducción miofascial, reeducación postural global, y ecografía musculoesquelética. Director de Implants en empresas y área de formación en Centro de Rehabilitación Premium Madrid.
Decidí especializarme en dolor orofacial (DO) y disfunción craneomandibular (DCM), ya que la articulación temporomandibular (ATM) es una de las articulaciones más frecuentemente utilizadas del cuerpo humano. Se utiliza al hablar, masticar, bostezar, tragar y otras actividades durante el día y hasta en el sueño. La frecuencia de movimiento se estima aproximadamente entre 1.500 a 2.000 veces al día.
Frecuentemente en la consulta me encontraba con pacientes con dolor de cara y/o de cabeza (cefaleas) de mucho tiempo de evolución, incluso años, cuyo origen del dolor residía en una mala función de la ATM. Por este motivo, y dado que el DO tiene una prevalencia similar al de las cefaleas y suele estar asociado clínicamente a estas, empecé a sentir un especial interés en profundizar en está articulación hasta ese momento desconocida para mí.
A día de hoy, se me hace imposible pensar en tratar una cefalea, dolor de cuello, dolor de hombro o mareo, sin valorar y/o tratar la ATM.
La fisioterapia se utiliza comúnmente en el tratamiento de los pacientes con disfunción temporomandibular, con el objetivo de reducir el dolor, y facilitar un retorno a la función completa, sin sentir dolor.
Existen diversos artículos que defienden a la terapia manual como una herramienta efectiva en el tratamiento del dolor, la inflamación y el mantenimiento de la movilidad. A esta terapia manual, podemos añadir técnicas como la punción seca, la acupuntura, la aplicación de corrientes eléctricas analgésicas como el TENS y los ejercicios de control motor y coordinación de los músculos de la masticación y cervical (ejercicio terapéutico), como las herramientas terapéuticas más efectivas en el tratamiento del dolor y mejoría de la movilidad en la DCM y DO. Se puede añadir también el uso de infiltraciones de sustancias como la toxina botulínica, corticoides, lidocaína, etc., cuya efectividad es frecuentemente comparada con la punción seca y la acupuntura y que no ha demostrado ser superior en el medio y largo plazo. Por lo que no serían la primera opción de cara a tratar este tipo de patología.
A la luz de los resultados de los estudios consultados, no se puede determinar cuál o cuáles son las mejores técnicas, por lo que parece ser que la combinación de las diferentes técnicas, en función de cada paciente, será la clave en la reducción del dolor orofacial y la disfunción craneomandibular.
Actualmente existe evidencia científica que sugiere que los mecanismos neurofisiológicos y biomecánicos del cuello y de la ATM son en gran parte comunes, por lo que si la DCM no es tratada convenientemente podrá perpetuar un dolor de cuello y viceversa.
Del mismo modo, si el DO y DCM es provocado por el bruxismo del paciente, esto podrá provocar un desgate dental y un grave deterioro de la ATM, con el consiguiente problema a largo plazo, en relación a la función y el dolor. Otras de las posibles complicaciones son la aparición de pitidos de oído (acufenos).
No hay tratamiento estándar de DCM y los diversos enfoques generalmente incluyen una combinación de férula de descarga (si el paciente es bruxista), medicamentos (fármacos antiinflamatorios no esteroideos, relajantes musculares, antidepresivos tricíclicos), terapia manual y el tratamiento del comportamiento, tales como el cambio de hábitos que eviten sobrecarguen la musculatura (bruxismo, fumador, morderse la uñas, comer chicle, sedentarismo, etc.)
Factores como el sedentarismo, malas posturas, malos hábitos alimenticios, estrés, ansiedad… deben ser contemplados para la correcta interpretación de los factores biopsicosociales y bioconductuales que generalmente rodean al DO y DCM y de los que su abordaje y corrección dependerá la evolución positiva del paciente.
Por todo esto, es frecuente que profesionales como el fisioterapeuta, el odontólogo, el maxilofacial, el nutricionista, el psicólogo, el preparador físico participen en el tratamiento multidisciplinar del DO y DCM.
Como decía anteriormente, la aparición del DO y DCM, suele tener un origen multifactorial y biopsicosocial y conductual, por lo que, ante todo, tendremos que abrir los ojos de manera muy global y orientar a los pacientes hacia un camino de hábitos saludables.