"Incontinencia urinaria, prolapsos (caídas) de órganos pélvicos, disfunciones sexuales o dolor lumbar son algunas consecuencias de la disfunción del suelo pélvico. Un buen tono de nuestro suelo pélvico, junto con una correcta estática postural y unas pautas y ejercicios de mantenimiento pueden ser suficientes para prevenir la incontinencia de orina"
María Rodríguez Paños es fisioterapeuta, especialista en suelo pélvico y preparación al parto. Desarrolla su actividad profesional en Centro Clínico Betanzos 60, centro de atención integral, que ofrece a sus pacientes un amplio abanico de especialidades médicas, de la mano de un equipo de profesionales de primer nivel.
El suelo pélvico es el conjunto de músculos y ligamentos que cierran la cavidad pélvica por su base, y tiene la importante labor de sostener las vísceras de la pelvis en una posición adecuada para permitir su correcto funcionamiento. Dichas vísceras son, de delante atrás, la vejiga y la uretra, el útero y la vagina, y el recto. Por tanto juega un papel fundamental en el sistema urinario, ginecológico y digestivo, además de su papel sexual.
Hay múltiples factores que afectan al juego de presiones con el que funciona el suelo pélvico, pero todos tienen un factor común: la presión contra el propio suelo pélvico es excesiva o lleva una dirección equivocada. El estreñimiento crónico, el embarazo, el parto, la menopausia y los deportes de impacto son los grandes desencadenantes de disfunción en el suelo pélvico. Pero...¿Qué desencadena esa disfunción? Incontinencia urinaria, prolapsos de órganos pélvicos, disfunciones sexuales o dolor lumbar son algunos ejemplos de las consecuencias.
Por la natural disminución del nivel de estrógeno y progesterona (hormonas femeninas) que ocurre durante el climaterio, el suelo pélvico puede perder su firmeza dando lugar a los síntomas antes mencionados: incontinencia urinaria, caída de los órganos pélvicos (prolapsos) o dolor, que afecta a las relaciones sexuales (dispareunia) por pérdida de la lubricación vaginal.
La fisioterapia puede ayudar a subsanar estos desequilibrios con varias herramientas: los ejercicios de Kegel, el biofeedback, la potenciación de la faja abdominolumbar, la electroterapia y la corrección de la estática postural.
Como dice la sabiduría popular, siempre es mejor prevenir que curar. Por tanto, ante los desafíos a los que puede enfrentarse nuestro suelo pélvico a lo largo de la vida (estreñimiento, deportes de impacto, embarazo y parto, menopausia...) conviene estar preparado. Un buen tono de nuestro suelo pélvico, junto con una correcta estática postural y unas pautas y ejercicios de mantenimiento pueden ser suficientes si no hay ningún síntoma de disfunción y sólo se quiere tener entrenado el suelo pélvico para afrontar cualquier demanda de la vida diaria.
Por supuesto, lo principal, no dar por sentado que es un síntoma propio de nuestro género y que como siempre hay alguien que nos dice "ay hija, a mí también me pasaba, es normal". Rotundamente no. Lo primero es consultar con un especialista y averiguar las causas exactas que han derivado en ese problema. Y posteriormente...¡a por ello! ¡Hay que tratarlo! Y podemos hacerlo, y mejorar los síntomas y con ello la calidad de vida.