“Mi reto es demostrar a los pacientes que la mejor estrategia para lograr nuestro objetivo: un niño sano, es transferir un único embrión”
El doctor Juan Carlos Castillo es ginecólogo y miembro del Grupo Instituto Bernabeu desde 2013, donde es una pieza clave en la atención a los pacientes internacionales. Está casado y tiene una hija de 8 años. La comunidad científica le considera uno de los mayores investigadores sobre el síndrome de hiperestimulación ovárica.
Forma parte de un grupo de expertos internacionales centrados en investigar y poner en marcha protocolos para evitar la hiperestimulación que en algunos casos se puede originar a consecuencia de un tratamiento de reproducción asistida.
Desde 2016 es editor asociado de la Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología (ESHRE) y la revista Human Reproduction, la más prestigiosa en el ámbito de la medicina reproductiva, le nombró en 2016 miembro del comité editorial.
¿Qué es lo que más le interesa de la medicina reproductiva?
Desde los inicios de las técnicas de reproducción asistida, fue evidente que era necesario obtener un mayor número de óvulos y de esta forma poder generar embriones que permitan una mejor selección y mayor expectativa de gestación. Sin embargo, asociado al desarrollo de un mayor número de folículos para obtener más óvulos, aparece el llamado síndrome de hiperestimulación ovárica (SHO), el cual constituye una de las complicaciones más temidas en nuestro campo. Así pues, desde mis primeros contactos con la reproducción asistida, me motivó el hecho de intentar hallar aquel protocolo que permitiese optimizar el número de óvulos obtenidos, pero a su vez, previniese toda forma de SHO; gracias al esfuerzo conjunto a nivel internacional de muchos profesionales, podemos decir, hoy en día, que hemos desarrollado un protocolo que previene esta potencialmente grave complicación. Este logro, verdaderamente ha constituido un gran avance en la seguridad de la técnica para nuestros pacientes, y personalmente estoy muy satisfecho de haber aportado (y seguir aportando) a su desarrollo.
¿Cuál ha sido el mayor reto al que se ha enfrentado durante su carrera?
Curiosamente, es un reto constante, que experimento prácticamente todos los días de mi ejercicio profesional, y consiste en demostrar a mis pacientes (o al menos intentarlo) que la mejor estrategia para conseguir nuestro objetivo en común: un recién nacido vivo sano a término es transferir un solo embrión por intento. Por motivos diversos, los pacientes suelen inclinarse por la transferencia de más de un embrión; algunos de ellos me refieren que les hace “mucha ilusión” tener gemelos; mi respuesta es siempre la misma: “Todos los hijos que quieras tener, pero de uno en uno”. Este es siempre el mejor escenario, fundamentalmente desde el punto de vista obstétrico.
¿Qué le movió a trasladarse desde Valencia con su familia para trabajar en el Instituto Bernabeu?
Mi carrera como especialista en reproducción humana asistida se inició en Valencia, ciudad que me trae muy buenos recuerdos. Luego de culminar mi formación en el Hospital Clínico Universitario desarrollé mi profesión en una clínica en la misma ciudad; ya desde esos instantes conocía del prestigio de Instituto Bernabeu, una institución potente y con una estimulante inclinación por la innovación y la investigación, plasmados en su constante presencia en foros de trascendencia en nuestra especialidad como el congreso de la Sociedad Española de Fertilidad y la ESHRE.
Cuando la ocasión fue propicia y se presentó la oportunidad de ampliar mis horizontes en el Instituto Bernabeu, no lo dudé ni un instante y la posterior entrevista en las instalaciones con el Director Médico: don Rafael Bernabeu, no hizo más que confirmar que este paso constituiría un progreso en mi desarrollo personal y profesional… no me equivoqué. Por supuesto que además tuve que someterlo a decisión de mi jefa personal, mi esposa (¡Felizmente estuvo de acuerdo!); Alicante es además una ciudad estupenda para ver crecer a nuestra hija.
¿Qué le aconsejaría a una paciente que quiere empezar un tratamiento de reproducción asistida?
En breve, le recomendaría que intente abordar el tema con ilusión, perseverancia y optimismo, pero incluyendo además una, no menos saludable, dosis de realismo.
La decisión de acudir un especialista en fertilidad conlleva siempre múltiples incertidumbres, empezando por hecho de intentar comprender por qué algo tan aparentemente “fácil” para otras parejas (el concebir) se torna difícil para ellos en un momento dado; la inmensa mayoría de parejas acude con múltiples dudas en incertidumbres. Mi consejo es que durante la primera visita intente abordar el caso con la mayor naturalidad posible y todas las ganas de emprender los pasos para superar los problemas reproductivos, en un ambiente agradable y se brinde con total honestidad la información pertinente; pero así mismo que por parte del equipo médico se brinde toda la información disponible en un lenguaje llano y entendible, en este caso el toque especializado y honesto pero además humano es esencial.
¿Qué ha cambiado desde la primera beta positiva de una paciente a la última?
Agradezco esta pregunta, me ha hecho retroceder muchos años y ciertamente recordar estimulantes momentos. Del primer test de embarazo positivo (fue en orina por cierto), recuerdo sentimientos muy agradables, por la felicidad de los pacientes y por la sensación del trabajo bien logrado; hasta ese momento había visto esos éxitos en mis mentores y maestros; pero aquella primera beta positiva en un caso llevado enteramente a mi cargo fue un momento realmente satisfactorio. Ciertamente, ahora los sigo disfrutando pero con algo más de sosiego, tal vez sabiendo que a pesar de que la prueba de embarazo positiva es el resultado de un gran esfuerzo que involucra a varias personas: la pareja, su familia, los médicos, las enfermeras, los biólogos; tan solo constituye un primer gran logro al que proseguirán otros retos: la adecuada evolución de la gestación, el bienestar materno-fetal, y finalmente la consecución de un recién nacido sano que es nuestra meta final común.