Es un médico de verdad, en el amplio sentido de la palabra, capaz de aunar entrega y sabiduría a partes iguales. Además de dar un trato exquisito al paciente (literalmente "el que padece"), es un sabio de su profesión. Un lujo tenerle como médico.
Puntualidad | |
Atención al paciente | |
Acierto del diagnóstico | |
Acierto del tratamiento | |
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Lista de espera |
En un momento de desesperación (y confusión y hasta cierto desdén por parte de otros profesionales), encontramos al doctor Noya, que no tuvo que mirar su agenda para entender lo que era una urgencia y que, además, miró a la paciente más que a la pantalla, y tuvo la pericia para resolver un caso de emergencia vital. Necesitamos más profesionales que practiquen medicina de verdad, de la buena. Como él.
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