La cirugía mínima invasiva dentro de la cirugía cardiovascular tiene como filosofía la realización de intervenciones con menor agresividad quirúrgica, pero manteniendo la eficacia y seguridad en el procedimiento. Esta cirugía se caracteriza por realizar una pequeña incisión, utilizando instrumentos quirúrgicos especiales para estas intervenciones. Una cirugía convencional cardiaca conllevaba una incisión entre 15-25 cm, mientras que la cirugía mínima invasiva para operar por ejemplo la válvula aórtica, o la válvula mitral, requiere tan sólo una incisión entre 6 y 8 cm.
Entre los beneficios de la cirugía mínima invasiva nos encontramos:
Algunas de las intervenciones que se pueden realizar por cirugía mínima invasiva son:
No todos los pacientes son actos para realizar una cirugía mínima invasiva, por lo que el cirujano cardiovascular deberá realizar una valoración previa de algunos rasgos en el paciente, como son la constitución y el peso, la edad, si padece otras enfermedades, como por ejemplo la arteriopatía periférica o alguna enfermedad pulmonar, así como el tipo de intervención que precisa. En función de lo anterior se determinará su idoniedad.
Otra modalidad de cirugía mínima invasiva es la cirugía cardiaca robótica, que a través de pequeñas incisiones, permite introducir un robot quirúrgico, que es controlado por el cirujano desde una consola.
También se puede realizar una cirugía videoscópica, utilizando un endoscopio y una videocámara.
El avance imparable de los robots de la medicina quirúrgica
En muchas especialidades, la cirugía asistida por la robótica representa una clara evolución de la cirugía convencional. Aunque como innovación terapéutica no está indicada en todos los casos, a la hora de mejorar la práctica médica y ofrecer grandes beneficios al paciente resulta un gran salto cualitativo.
Entre otras ventajas, permite una mejor visión y también una mayor precisión en las intervenciones, que resultan mínimamente invasivas y por lo general tienen una duración también mucho menor. Igualmente, se reducen las molestias en el postoperatorio, así como la estancia hospitalaria.
Actualmente, alrededor de una veintena de hospitales españoles disponen de robots quirúrgicos, entre ellos algunos públicos. Aunque el robot Da Vinci, el único comercializado en Europa, puede ofrecer grandes ventajas en numerosas especialidades, lo hace sobre todo en urología, cáncer de próstata, riñón o vejiga, así como en ginecología.
Pese a que esta innovación tecnológica también es idónea para otorrinolaringología, cirugía digestiva o la cirugía cardiovascular, su utilización todavía no está tan extendida.
Su implementación, por otra parte, requiere de inversiones importantes, principal razón por la que su adopción está siendo más lenta de lo deseable. A su vez, se precisa de un esfuerzo formativo por parte de los profesionales.
18 de julio de 2016, 20 Minutos