La disartria es una de las alteraciones del habla, que afecta concretamente a la articulación de fonemas y tiene un origen neurológico, es decir, se deriva de lesiones que afectan al SNC, Sistema Nervioso Central, o de patologías que afectan a los músculos, de la faringe, lengua y faringe, responsables del habla. Es frecuente en las parálisis cerebrales infantiles; también pueden derivar de ACV, accidentes cerebro-vasculares, traumatismos cervicales o faciales, tumores, esclerosis múltiple, demencias, etc.
La disartria se caracteriza por la dificultad para coordinar la fonación, respiración y articulación.
Las personas que la padecen presentan dificultades para articular sonidos y palabras, pronuncian mal, con ritmos cambiantes, tanto de la velocidad, como de la respiración, tono, e incluso aspectos léxicos y gramaticales. Otras características son:
El diagnóstico en la disartria tiene por objeto conocer las causas que la han originado y que a su vez determinarán el tratamiento más óptimo. Se pueden realizar diferentes pruebas:
El logopeda será el especialista responsable de tratar la disartria. Buscará que el paciente aprenda habilidades como por ejemplo:
Entre las técncias usadas están ordenadores para la digitación de palabras, tarjetas con símbolos y palabras, programas especiales.