Gracias a éste médico, el cual me realizó numerosas operaciones en el transcurso de mi niñez, he sido capaz de andar por la vida.
“Sólo muere aquello que se olvida”, el Dr. Amaya permanecerá vivo en la memoria de tantas personas a las que ayudó, con sus manos de oro, a iniciar un camino o a recuperarlo allá donde lo dejaron.
Imposible será de olvidar a aquel que me dio sus manos para que diera mis primeros pasos y arrojó luz a mi sombra. Adherido a mi piel, por siempre. Anclado a
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Fofuchas Porque hablas en pasado???? Acaso falleció????
13 de agosto de 2016