Estoy esperando encontrar lo bueno.
Mal carácter, prepotencia y un trato despectivo y vejatorio a una persona de 84 años, que no sabía explicar o definir con exactitud el sitio concreto de sus dolencias, a las palpaciones que el mismo realizaba, llegando a decir que los dolores que decía tener eran de mucha menos intensidad de los que ella manifestaba. Nunca más en la vida, iremos a la consulta de este traumatólogo.
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