La revisión anual de mamas es algo que, aunque rutinario, no deja de ser un poco terrorífico. Hasta que tienes la suerte de caer con la Dra. Duque y tu perspectiva cambia. Una grandísima profesional que sabe explicar las cosas, que tiene vista de halcón (ve hasta la manchita más pequeña) y que resulta cálida y humana. Estar en sus manos es una tranquilidad absoluta y hasta casi un placer. Un diez de doctora y de persona. GRACIAS!