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Desde el 2020 este centro ha dejado de ser lo que era. Dicen estar colapsados. Hay quien puso una pancarta en defensa del centro y la salud pública. Por lo visto, faltan profesionales. La realidad es que, cuando voy, no hay nadie, nadie, en las salas de espera. Aquello parece el desierto. Tardan incluso un mes en dar cita telefónica y casi 2 para un análisis de sangre. Por supuesto, nadie se molesta en atender al teléfono de recepción. Este centro adolece de falta de profesionalidad.
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