Estando ingresada en psiquiatría infantil, en el Materno, solía ir los fines de semana a echar un vistazo cuando el estaba de guardia. Todo el mundo le tenía mucho miedo y respeto, lo primero no lo entiendo, pero lo segundo… Era como un fantasma, le veías en control y al girarte estaba a tu lado, nunca le veías salir ni entrar pero sabías que estaba ahí, nunca me trató como paciente pero si como persona, se sentó a jugar conmigo a las cartas y ese gesto fue más que una pastilla o una receta
No tengo nada malo que decir, tampoco lo he tratado como profesional, pero estoy segura que es un hombre muyyyy sabio y que tiene mucho que ofrecer, pena que se jubile
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