El trato al paciente deja mucho que desear. No somos números de historia clínica, somos personas. A muchas de nosotras es la primera profesional por la que pasamos y nos hace el primer diagnóstico de cáncer y no nos puede tratar con esa frialdad y con ese enfado. Tiene que trabajar más la empatía y el trato al primer impacto de tan desagradable noticia.