Nada, una pesadilla de por vida.
Todo, entré en quirófano con fractura del cóndilo mandibular (tratable sin intervención quirúrgica, pero de esto me enteré a posteriori, se me negó esta posibilidad real) y salí con lesión permanente del nervio facial y mordida abierta. Además destruyó mi historia clínica, para que no quedase constancia de que no quiso reconocer secuelas que si se reconocieron posteriormente por otros facultativos de su mismo servicio.