Cuando llegué a la consulta del Dr. Barbado yo no sabía qué me pasaba y mi vida parecía un barrizal pisoteado por mil huellas -ninguna mía-. Solo había dolor y muchas, muchas visitas a Urgencias. Un tiempo después ni me atrevo a imaginar la persona que yo sería hoy si el Dr. Barbado no me hubiese ayudado con esa sabia mezcla de inteligencia, trabajo duro y empatía que usa con sus pacientes y también con las terapias (está puestísimo en esto) que seguí por consejo suyo. Gracias y cuídese, doctor.
Bueno, ya puestos a mejorar algo, cambiaría los caramelitos de cortesía por bombones. También me gustaría eliminar algunas opiniones de descerebrados que al fin he conseguido descifrar y que no sabiendo escribir correctamente en su idioma, se atreven a opinar sobre Psiquiatría. Ya sé que no es posible, pero lo de los bombones...¿eh?
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