No tengo palabras para describir a mi querido cirujano y mi salvador ya reiteradas veces de mi pesadito cáncer, que sigue avanzando a su ritmo, y este pasado 2 de octubre de este año, me ha tenido que intervenir de nuevo.
Lo tiene todo, amable, cariñoso, atento, cuidadoso, empático, paciente, con manos de oro y siempre preocupado por sus pacientes..., un gran cirujano.
Como ya he comentado antes, tiene todo lo que muchos en su profesión quisieran y no lo tienen.
Ha nacido con ese don.
Tanto para él, como para el resto de profesionales de la medicina, más tiempo para atender a sus pacientes, porque con lo que marcan los ratios, "solo se pueden dar los buenos días y decir adiós" = Vergonzoso.
Y en particular para él una consulta más grande, porque no hay derecho a tener que trabajar en una caja de cerillas casi sin ventilación y, que en cuanto están los médicos y enfermeras residentes, además del Doctor y su Enfermera habitual, entramos las pacientes solas, y no cabe nadie más.