Tanto él, como su esposa, merecen disfrutar de la jubilación, puesto que han entregado sus vidas a sus profesiones. Y se sabe a ciencia cierta, que nunca lo dejan del todo, participando y apoyando a otros camaradas. Fuí tratada cuando estaba embarazada, allá por 1987, por él y otros de los grandes, y mi hijo por su mujer. De lo mejor en este país. Gracias por su gran labor.