Durante años me ha costado entender el vínculo entre mis emociones y mis pensamientos, y creía que unos dominaban otros y no se conectaban. Massimo se expresa de manera cercana, pero también concisa, haciendo más sencillo los nudos que a veces uno mismo se crea. Con él, llamamos a las cosas por su nombre, con naturalidad y sin barreras, y quitando dramas a aquello que nos es cotidiano.
Agradezco también su flexibilidad. Me cito telemáticamente con él y me está funcionando.