María

He estado 5 años con él. El trato, desde el primer día, irrespetuoso. Y fue a peor. No deja hablar, no escucha la sintomatología, se toma la libertad de juzgar y cuestionar lo que le digo. Es asombroso, no sé si es que él suele mentir y por eso desconfía. Y de eso de tratar la enfermedad contextualizada porque cada persona es un todo, no sólo somos una glándula con patas, no ha debido oir ni de lejos. Me pregunto si de haber ido acompañada me hubiera tratado igual.