Todo. Es un gran profesional, el único que ha tratado con empatía mi caso de endometriosis y sus consecuencias físicas y emocionales. Lamenté muchísimo que se jubilara, pero si lee esto solo quería agradecerle toda su ayuda, sus ánimos, su comprensión, sus explicaciones y toda su amabilidad. Por primera vez en una consulta me sentí escuchada, comprendida y, sobre todo, creída. Gracias. Gracias. Gracias. Es usted un ángel bueno que ha venido al mundo a ayudar. No le olvidaré jamás.
¡Ojalá fuese eternamente joven para que no se jubilara nunca!
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