¿Cuándo la ansiedad se convierte en un problema?

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Montserrat Guerra Montserrat Guerra preguntó sobre
Ansiedad y estrés

La Ansiedad es básicamente un mecanismo defensivo, es una respuesta psíquica y física que permite ponernos alerta cuando percibimos una posible amenaza. Su función es protegernos de dicha amenaza. Es un mecanismo universal, se da en todas las personas, es normal, adaptativo, mejora el rendimiento y la capacidad de anticipación y respuesta.

Por lo tanto, la función de la ansiedad es movilizar al organismo y mantenerlo alerta y dispuesto para intervenir frente a los riesgos y amenazas, de forma que no se produzcan o no nos perjudiquen.

La ansiedad pues, nos empuja a tomar las medidas convenientes (huir, atacar, neutralizar, afrontar, adaptarse, etc.), según el caso y la naturaleza del riesgo o del peligro. En realidad, un cierto grado de ansiedad proporciona un componente adecuado de precaución en situaciones especialmente peligrosas. La ansiedad es buena, funcional, normal, y no representa ningún problema de salud.

Pero entonces, ¿Cuándo la ansiedad se convierte en un problema? Como en casi todo en la vida, es una cuestión de medida, la ansiedad es buena sólo en su justa medida. El problema viene cuando el sistema de respuesta a la ansiedad se ve desbordado y funciona incorrectamente. Cuando la ansiedad es desproporcionada con la situación e incluso, a veces, se presenta en ausencia de cualquier peligro real, las sensaciones se descontrolan y llega el sufrimiento. El sujeto se siente paralizado con un sentimiento de indefensión y, en general, se produce un deterioro del funcionamiento psicosocial y fisiológico.

Cuando la ansiedad se presenta en momentos inadecuados o es tan intensa y duradera que interfiere con las actividades normales de la persona, se la considera un trastorno.

Entre los síntomas de la ansiedad de tipo psicológico caben destacar: negatividad, nerviosismo, inseguridad, agitación, miedo, gran preocupación e inquietud, dificultad para concentrarse, problemas de sueño, desvalorización y sensación pérdida de control.

Entre los síntomas físicos, los más característicos son los relacionados con la activación del sistema nervioso simpático (la que nos prepara para luchar o huir): dilatación bronquial, aumento de la presión arterial y ritmo cardiaco, dilatación pupilar, sequedad de boca, etc.

Para eliminar este problema es necesario descubrir cuáles son las causas de la ansiedad y aprender a evitarlas, o al menos a manejarlas de una manera más adecuada. Es necesario detenerse a analizar por qué nos sentimos así y desmontar las creencias que tenemos asumidas, enfrentándonos a los verdaderos miedos que tanto nos preocupan.

La mayoría de las veces nos daremos cuenta que son irreales, o simplemente ya han desaparecido junto con las circunstancias que los crearon.

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19 de noviembre de 2015   Comentar

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