Ser los primeros es el objetivo fundamental que persiguen la mayoría de las empresas del sector sanitario, y cuando llega este reconocimiento a una clínica como IMEMA, que emplea la última tecnología robotizada en el trasplante capilar, el orgullo del equipo médico y de enfermeras se nota en los destellos de sus ojos, en su lucidez mental y, sobre todo, en el abundante pelo de sus pacientes