"Se ha escrito mucho sobre las posibles causas del descenso de la ‘calidad seminal’ en los hombre. Parece que estamos ante un cambio producido por causas medioambientales entendiendo esta palabra de la forma más genérica posible, ya que se incluyen exposición a sustancias con efecto hormonal disruptor con las que estamos en contacto de forma general por alimentos, contaminación atmosférica y calidad de vida en general."
Jorge Alonso Zafra es licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad Complutense de Madrid, especialista en ginecología y obstetricia. Cuenta además con un doctorado por la Universidad Complutense de Madrid, y un Máster Dirección Médica y Gestión Clínica por la UNED Instituto Carlos III Escuela Nacional de Sanidad. Es Directro General del Instituto para el Estudio de la Esterilidad.
Hay una gran variedad de circunstancias que hacen que una pareja o una mujer sola necesite nuestra ayuda para concebir. Atendemos desde parejas estériles jóvenes que no desean esperar las listas de espera en la medicina pública hasta casos de diagnóstico genético preimplantacional por enfermedades hereditarias familiares. De todo este rango intermedio probablemente el más frecuente es aquel que necesita un ciclo de Fecundación ‘in vitro’ por la edad de la mujer o por un factor masculino severo.
También son muy frecuentes los casos en los que la edad materna o alguna enfermedad previa nos obligan a utilizar óvulos de donante para conseguir el embarazo.
En los últimos años estamos observando cada vez con más frecuencia el caso de mujeres jóvenes que desean conservar sus óvulos para preservar la fertilidad y poder así aplazar el embarazo y evitar los problemas asociados a la edad.
Todo depende de la fertilidad previa. Las mujeres que han tenido embarazos y partos previos pueden concebir con mayor o menor espera de forma natural en la mayoría de los casos. Un enfoque similar se puede hacer en el caso de mujeres solas que no han intentado quedar embarazadas antes y que desean afrontar un embarazo y el nacimiento de un hij@ solas.
Todo cambia si hablamos de una pareja estéril. En este caso la fertilidad y los resultados de la FIV decrecen muy rápidamente con tasas de embarazo que descienden a la mitad cada año que pasa. Así en mujeres de 40 años podemos obtener un 25 % de embarazo y en mujeres de 41 un 15%. En mujeres de 42 es difícil llegar al 10%.
Es un hecho constatado que en el mundo occidental o el que llamamos primer mundo, la ‘calidad seminal’ del varón medio ha descendido. Esto se ha observado de forma clara en los bancos de semen, cuyas primeras entidades tienen datos fiables desde los años 70 del siglo pasado.
Al mismo tiempo está aumentando el porcentaje de varones en los que se ha producido un deterioro mayor de la calidad seminal y por este motivo necesitan ayuda para concebir. Se ha especulado mucho sobre las posibles causas y se ha escrito mucho sobre ello. Parece que estamos ante un cambio producido por causas medioambientales entendiendo esta palabra de la forma más genérica posible, ya que se incluyen exposición a sustancias con efecto hormonal disruptor con las que estamos en contacto de forma general por alimentos, contaminación atmosférica y calidad de vida en general.
En primer lugar, es necesario hacer un diagnóstico de la causa si es posible. En la mayoría de los casos no lo es, pero si la encontramos y podemos tratarla, habitualmente solucionamos el problema de forma definitiva.
En la mayoría de los casos en los que no conocemos las causas las opciones pasan por técnicas de reproducción asistida que van desde la inseminación con su semen capacitado, pasando por la fecundación in vitro y la Microinyección espermática, hasta el uso de semen de banco para tratar los casos más graves. Todo depende de la calidad seminal y de la edad de su pareja ya que, aunque la causa sea masculina, la esterilidad de pareja debe enfocarse siempre teniendo en cuenta a los dos miembros de la pareja y las condiciones en las que se encuentran los dos, tanto físicas como emocionales.
Es una parte fundamental del tratamiento. Debe aplicarse en cada fase del mismo y por todo el personal asistencial y administrativo implicado en el trato con pacientes. Es sin duda el aspecto más difícil y en el que más se nota la experiencia y el conocimiento del equipo que atiende a las parejas o a las personas solas.
El desgaste emocional es, con mucho, el riesgo y el efecto negativo más frecuente e importante de estos tratamientos y es esencial que las pacientes sientan comprensión y apoyo y cuenten con el asesoramiento especializado si así lo reclaman o lo necesitan.
En mi experiencia son pocas las mujeres y los varones que, aún teniendo disponible este asesoramiento si coste, solicitan entrevistarse con un profesional (psicólogo). Eso hace que en la mayoría de los casos seamos los médicos los que nos encontramos con la obligación de evitar los daños emocionales, los sentimientos de culpa que afectan a muchas parejas, el duelo que afrontan en cada ciclo en el que no se consigue el embarazo o peor aún cuando después de conseguido se produce un aborto.
Es esencial además en la selección de las donantes de ovocitos, que deben someterse a una evaluación psicológica para descartar problemas de psicopatología e indagar en las motivaciones para asegurarnos que son sanas.