"En los últimos años hemos asistido a la creación de nuevos modelos de familia, lo que resulta apasionante porque ha dado la vuelta a la conciencia social de los últimos 20 años y esto sin duda nos permite avanzar hacia lo que yo creo, un mundo mejor. Aportar mi granito de arena al bienestar familiar y social me llena de orgullo."
Miguel Caballero Campo es licenciado en Medicina por la Universidad de Alcalá, con especialidad en ginecología y reproducción asistida. Actualmente ofrece consulta en el Instituto para el Estudio de la Esterilidad, un centro fundado en el año 2002, que ofrece a sus pacientes todos los tratamientos de reproducción asistida en sus instalaciones ubicadas en Getafe.
La ginecología es una especialidad muy amplia de la medicina por lo que aporta una parte médica y una quirúrgica muy equilibrada. Por otro lado, esto obliga a realizar un esfuerzo continuo para estar actualizado, pero a la vez no deja de ser una fuente inagotable de nuevos retos. En concreto la medicina reproductiva es de las áreas de la medicina que más ha avanzado en los últimos 40 años. Esto genera grandes oportunidades en la creación de conocimiento a través de la investigación.
Por otro lado, nosotros ayudamos a crear familias. Perdón, quizás sería más correcto decir que ayudamos a completarlas, pues las familias ya vienen creadas a nuestra consulta. Esto no deja de ser para mi una fuente interminable de satisfacción, sobre todo cuando ves cómo estos nuevos miembros van evolucionando o llegan otros.
En los últimos años hemos asistido a la creación de nuevos modelos de familia, lo que resulta apasionante porque ha dado la vuelta a la conciencia social de los últimos 20 años y esto sin duda nos permite avanzar hacia lo que yo creo, un mundo mejor. Aportar mi granito de arena al bienestar familiar y social me llena de orgullo.
El proceso diagnóstico en infertilidad está en algún modo condicionado por los diferentes tratamientos. Las pruebas diagnósticas se realizan de forma escalonada, siendo la primera línea de este estudio diagnóstico una correcta y cuidada historia clínica. Esto nos va a dar información valiosísima que nos va a permitir ahorrar en pruebas innecesarias y redundantes.
Después deberemos estudiar de forma paralela a ambos miembros de la pareja. En el caso de parejas nucleares o clásicas, estudiaremos por un lado a la mujer investigando su reserva ovárica, mediante el recuento de los folículos antrales y la hormona anti-mülleriana. En el caso de sospecha de problemas de la ovulación sería conveniente añadir un estudio de hormonas hipofisarias entre el 1 y el 4 día de la regla junto con un perfil androgénico y una sobrecarga de azúcar.
En el caso del varón realizaremos un seminograma completo, donde estudiaremos fundamentalmente la concentración, la movilidad, la morfología y se realizará un estudio de funcionalidad, lo que se llama capacitación. La OMS recomienda realizar dos seminogramas en no menos de 15 días, por la variabilidad que puede tener esta prueba. En muchos casos solo se repite si el primer seminograma es patológico de cara a ahorrar costes.
De forma conjunta se realizan a ambos miembros de la pareja analíticas generales (TSH en la mujer), serologías y grupo y RH, para comprobar un buen estado de salud general.
Si todas estas pruebas son normales, se procederá a comprobar la permeabilidad tubárica mediante una histerosalpingografía, lo que nos permitirá optar por tratamientos más sencillos como una inducción de la ovulación o una inseminación artificial.
Existen otras pruebas más específicas que se realizarán de forma personalizada en función de los hallazgos encontrados o de los resultados de los tratamientos precedentes.
Lo más habitual es tener que recurrir a la donación de óvulos cuando existe una pérdida de la reserva ovárica. En nuestro medio está relacionado sobre todo por una edad materna avanzada, pero también puede haber una pérdida de la reserva ovárica prematura mediada por enfermedades como la endometriosis, algunos tratamientos médicos previos (sobre todo relacionados con procesos oncológicos) o por causas desconocidas. En otros casos existen enfermedades genéticas que no pueden o no quieren ser manejadas con diagnóstico genético preimplantacional. Y existe un pequeño porcentaje que recurre a esta técnica por fallo de los tratamientos previos a pesar de que no se haya encontrado una causa de fallo del mismo.
La ley en este aspecto es muy clara, ya que da la potestad y la obligación a los centros de mantener anónima la identidad de la donante. De la misma manera obliga a estos a realizar un “matching”, receptora-donante lo más aproximado posible en función del fenotipo. Solo da la posibilidad a la receptora de conocer los aspectos más relevantes del fenotipo (aspecto físico), debiéndose mantener en secreto la identidad o cualquier otro dato relevante sobre la misma. Solo en casos muy concretos y tras un mandato judicial se podría levantar este anonimato.
El embarazo no viene condicionado por la técnica en si misma, sino por las propias características de las pacientes que se embarazan en reproducción. Estaríamos hablando de pacientes con mayor edad, con posibles patologías previas, con problemas de coagulación…, etc. No existen pruebas concluyentes que las técnicas de reproducción en si mismas condicionen la evolución de los embarazos o de los niños y si lo hicieran lo harían en un porcentaje mínimo de casos, por lo que hoy por hoy podemos decir que las técnicas de reproducción como tal no condicionan la evolución de los embarazos o de los recién nacidos.