"Existen muchos mecanismos que pueden generar pérdida auditiva: la edad, factores genéticos, infecciones crónicas, tóxicos… Además las perdidas auditivas se dividen en dos grandes grupos: neurosensoriales (afectan al oído interno, nervio y áreas cerebrales) o transmisivas/conductivas (afectan a las partes más externas de oído)."
Alfonso Santamaría Gadea, es licenciado en Medicina por la Universidad de Zaragoza, especializado en Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello. Doctorado en Medicina por la Universidad de Barcelona.
Es miembro de la Sociedad Española de ORL, Cirugía de Cabeza y Cuello, de la Asociación Madrileña de ORL y de la Sociedad Europea de Rinología. Desarrolla su actividad profesional en el Centro Clínico Betanzos 60.
Las patologías más frecuentes que afectan a las cuerdas vocales y por lo tanto generan una alteración de la voz, serían la patología aguda infecciosa o inflamatoria. Son por lo general procesos víricos de vías respiratorias altas (resfriado o catarro común) que duran entre 7-10 días y se resuelven con tratamiento sintomático. Estos procesos generan una inflamación de las cuerdas vocales (laringitis aguda) provocando una alteración de la voz (afonía o disfonía) hasta que el proceso se resuelva y baje la inflamación.
Otro tipo de patología muy frecuente son los nódulos vocales, especialmente en niños y aquellas personas con un gran uso de la voz por cuestiones laborales. En este caso y debido a un uso incorrecto de los mecanismos de fonación se generan “callos” (nódulos) en las cuerdas vocales. El tratamiento esta siempre ligado a una correcta rehabilitación con logopedia siendo rara la necesidad de cirugía.
Por otro lado en personas fumadoras son muy característicos el edema de reinke o la laringitis crónica.
Existen muchos mecanismos que pueden generar pérdida auditiva: la edad, factores genéticos, infecciones crónicas, tóxicos… Además las perdidas auditivas están dividas en dos grandes grupos, aquellas denominadas neurosensoriales que son aquellas que afectan al oído interno, nervio y áreas cerebrales o aquellas denominadas transmisivas/conductivas que son aquellas que afectan a las partes más externas de oído: conducto, membrana timpánica y cadena de huesecillos.
La edad sería el factor más frecuente que se asocia a una pérdida de audición debido al “desgaste” del oído interno y nervio auditivo generando una pérdida de tipo neurosensorial. La exposición a ruidos intensos, ya sea un ruido muy intenso puntual o un ruido intenso de manera continuada, se ha asociado a pérdida de audición neurosensorial.
El uso de algunos tipos de medicamentos (antibióticos, diuréticos…) también está asociado a pérdida de audición de tipo neurosensorial. Por lo que es recomendable en que se evite la exposición a ruidos intensos y el uso no controlado de medicación, especialmente en aquellas personas con pérdida auditiva ya conocida. Por lo general este tipo de pérdidas de audición no son recuperables, siendo necesario el uso de prótesis para mejorarlas.
Por otro lado, las infecciones repetidas o crónicas, los traumatismos, otras enfermedades como la otosclerosis (fijación de la cadena de huesecillos) o situaciones más sencillas como un tapón de cera o la presencia de moco en el oído, son causas frecuentes de pérdida de audición de tipo transmisiva. Sin embargo, algunas de estas causas sí que son totalmente recuperables.
La cirugía de exéresis amigdalar es recomendable en aquellos casos en los que haya infecciones de repetición (amigdalitis aguda) 7 durante 1 año, 5 dos años seguidos o 3 durante tres años seguidos. También se recomienda en aquellos casos en los que las infecciones amigdalares le hayan provocado al paciente complicaciones como abscesos o flemones en dos o más ocasiones.
Otra indicación habitual, siendo actualmente la causa de cirugía amigdalar más frecuente en niños, es el SAHS (síndrome de apnea-hiponea del sueño). En este caso en aquellos niños con apneas (paradas de respirar) durante el sueño con amígdalas hipertróficas (de gran tamaño) es recomendable su exéresis o reducción.
Las vegetaciones o adenoides están situadas al final de la nariz, justo donde desembocan las trompas de Eustaquio. Por lo que un aumento en su tamaño puede generan obstrucción nasal (nariz tapada) y problemas a nivel de los oídos. Generando habitualmente otitis de repetición y otitis serosas (moco en el oído) siendo especialmente frecuente en los niños.
Por lo general el tratamiento de la rinitis es médico, sin embargo cuando este no es suficiente o el tamaño de los cornetes es muy grande, puede verse complementado por una cirugía de reducción. Reduciendo así su volumen y mejorando el paso aéreo.
Los otorrinolaringólogos son los especialistas que controlan 3 de los 5 sentidos. Existen patologías que casi no provocan síntomas al inicio, por lo que chequeos rutinarios de audición pueden lograr que el diagnóstico sea precoz y facilitar su tratamiento. Por ejemplo; Las pérdidas auditivas en niños son en general difíciles de detectar especialmente en etapas precoces y son de vital importancia para su correcto desarrollo psicomotriz.