Es difícil establecer un tiempo exacto de recuperación. Cierto es que, como en toda patología, cuanto más precoz sea el tratamiento mejor resultados obtendremos. Tenemos que tener también en cuenta el grado de afectación.
Normalmente la Tortícolis Muscular Congénita (TMC) se evidencia a los pocos meses de vida y se clasifica en 3 tipos diferentes en función de la severidad:
- TMC con preferencia postural del bebé, pero sin restricción de la movilidad del cuello. Es decir, el niño mueve libremente el cuello hacia los dos lados pero está más cómodo mirando hacia uno de ellos. Es la presentación más leve de TMC y se detecta rápidamente después del nacimiento.
- TMC con presencia de rigidez del ECOM y de la movilidad pasiva. El niño mostrará resistencia a la hora de girarle el cuello al lado contrario compensando con un giro de todo el cuerpo.
- TMC con masa en el ECOM, es la presentación más grave se caracteriza por la rigidez de la movilidad del cuello con engrosamiento fibrótico del músculo.
Tanto la gravedad de la afectación así como la edad en el diagnóstico inicial son los aspectos que nos van a marcar el tiempo necesario para resolver las limitaciones de movilidad. Estudios demuestran que los bebés diagnosticados de manera temprana de TMC con preferencia postural tienen un pronóstico de tratamiento más corto que los que se identifican más tarde.
Tratamiento de la Tortícolis Muscular Congénita
Respecto a su enfoque terapéutico, el tratamiento conservador es siempre en primer término el de elección, recurriéndose al quirúrgico únicamente cuando el fracaso del primero se hace evidente tras un periodo de aplicación prolongado.
Los padres también pasarán a formar parte del tratamiento postural domiciliario.
Es importante educar a los padres y proporcionarles las estrategias y herramientas necesarias sobre el tratamiento postural, el cual junto con el trabajo manual por parte de un fisioterapeuta pediátrico hará que el niño se recupere favorablemente.
¿Cómo pueden hacerlo?
- Higiene postural: el niño debe recibir los estímulos, siempre en el sentido de la corrección de la deformidad. Cambiar regularmente la posición del niño evitando posturas incorrectas que empeoren el tortícolis.
- Estimulacion: intentar que los juguetes y cualquier estímulo verbal o visual sea a favor de la corrección.
- Porteo: a la hora de llevarlo en brazos colocar al niño con la cabeza girada en el sentido contrario a la deformidad e intentar mantenerlo con nuestra barbilla. Es aconsejable el uso de mochilas ergonómicas siempre y cuando controlemos el giro del cuello hacia el lado contrario de la afectación.
- Lactancia: darle el pecho de manera que la cabecita esté lo más corregida posible. Cuando se le dé de mamar del lado que la cabecita tiende a la deformidad, adelantar el pezón para que el bebé lo busque de manera que corrija la postura del cuello. El biberón se le dará siempre por el lado que corrige el cuello
Nazaret Uclés Córdoba especialista en fisioterapia infantil de Rehabilitación Premium Madrid
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