Para la operación de las hernias inguinales suelen usarse mallas quirúrgicas. Se trata de mallas de material estéril, que pueden implantarse dentro del cuerpo, ya sea de manera temporal o permanente.
Lo primero es colocar las vísceras en su lugar, para luego poner la malla, esta hace que se queden en su sitio y no se muevan, hasta que el propio organismo genere tejido para mantenerlas en su lugar. Una vez colocada la malla, se sutura alrededor.
La hernia inguinal ocurre cuando parte de tejido empuja hacia afuera a través de una zona debilitada en los músculos abdominales. El bulto que aparece puede causar dolor, especialmente al inclinarse, toser o levantar objetos pesados; aunque algunas hernias no causan dolor.
Cuando la hernia es grande o dolorosa, a menudo requiere cirugía para aliviar las molestias y evitar complicaciones. Existen dos tipos de operación para la hernia inguinal:
Los resultados a largo plazo de la cirugía de hernia inguinal abierta y laparoscópica, son similares.
Existen diferentes tipos de mallas quirúrgicas: mallas sintéticas, mallas biológicas y mallas sintéticas absorbibles, cada una de ellas tiene diferentes ventajas e inconvenientes.
Son las más utilizadas, han demostrado mejores resultados en la reparación de hernias. En concreto las mallas de polipropileno, un material que lleva utilizándose desde hace más de 50 años.
Ante la colocación de una malla sintética, el organismo la identifica como un cuerpo extraño, provocando una reacción inflamatoria inicial a modo de defensa, y una posterior reacción fibrosa, que es justamente lo que se busca para reforzar la reparación de la hernia.
Con muy poca frecuencia pueden aparecer efectos no deseados en el paciente, como reacción inflamatoria crónica y excesiva, provocando una acumulación de líquido sobre la malla, dolor y complicaciones en la herida de la cirugía.
También puede producirse una infección o un rechazo de la malla. En ocasiones es necesario retirarla.
Este tipo de mallas utilizan una matriz de colágeno de algunos animales, compatibles con el ser humano. Desaparecen del cuerpo con el tiempo, por lo que facilita el manejo de los casos de infección por colocación de mallas sintéticas previas.
Tras su uso durante años, este tipo de mallas no ha demostrado mejorar las complicaciones infecciosas. Además la tasa de reaparición de las hernias es muy alta y se trata de un material muy caro. Por estas razones su uso actualmente es limitado.
En la actualidad se están desarrollando mallas sintéticas que el organismo pueda absorber, solucionando así el problemas de la reparación duradera, con menos complicaciones, con un material que pueda desaparecer después de cumplir con su misión.
Después de colocar una malla quirúrgica para la reparación de la hernia inguinal, es frecuente que los pacientes presenten hinchazón, causada por el líquido que permanece en la zona tras insertar la malla. Este líquido suele desaparecer solo, pero en algunos casos es necesario drenarlo.
Es posible que se desarrolle alguna infección, como ocurre en cualquier intervención quirúrgica, esta puede ser tratada con antibióticos, y desaparecerá en unos pocos días.
Cualquier molestia fuera de lo común debe ponerse en conocimiento del cirujano que haya realizado la intervención. Si se padece fiebre, es imprescindible acudir inmediatamente al médico.
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