Entrevista a Ana Vidal Fernández, psicóloga en Psikigai Psicología

"Cuanta más implicación haya por todas partes, mejores resultados se obtendrán. Al fin y al cabo, los niños son reflejo de lo que ven y aprenden y responden a los estados emocionales de los adultos, por lo que la colaboración que se pueda obtener de ellos será de gran valor."

Ana Vidal Fernández es psicóloga con Máster en Psicología de la Intervención Social, y Especialización en Hipnósis Clínica. Cuenta además con formación en mediación civil, mercantil y familiar, comprensión e intervención en los trastornos de la personalidad, evaluación y tratamiento de los problemas de pareja, terapia familiar, atrención temprana y psicoterapia con niños y adolescentes. Forma parte del equipo de profesionales de Psikigai Psicología.

¿Por qué decidiste dedicarte a la psicología?

Desde joven tenía la motivación de ayudar a los demás y que se sintiesen mejor. Al ver que se me daba bien escuchar a los que me rodean y por el interés que me suscitaba el cerebro humano, decidí estudiar la licenciatura de psicología.

¿Cómo se abordan los problemas familiares en la consulta?

Para abordar este tipo de problemas es necesaria la colaboración de todos los miembros de la unidad familiar. En primer lugar, se realiza una entrevista con los padres en la que se recaba la información de cómo ven ellos el problema y también se observa la interacción de los miembros de la familia, por lo que puede resultar interesante tener a todos los integrantes en una misma sesión.

Posteriormente, se realiza una entrevista con el menor, para así obtener también su visión acerca del problema. Finalmente, se pasaría a realizar la intervención para mejorar la convivencia, dando pautas a todos los miembros de la familia.

¿En qué se diferencia la terapia para niños y adolescentes de la terapia para adultos?

La principal diferencia es que los adultos suelen acudir a consulta por motivación propia, en el caso de los niños y adolescentes no es así. Muchos de ellos acuden a petición de sus padres, por lo que el abordaje del problema difiere.

Otra diferencia importante es el trato de la información en consulta, se debe garantizar al menor que lo que cuente no será transmitido a sus padres para que se sienta libre de contar aquello que le preocupa y favorecer una correcta relación terapeuta-paciente.

Finalmente, también debe tenerse en cuenta que en la terapia infanto-juvenil deben proporcionarse pautas a los padres para favorecer el cambio en el menor y mejorar la dinámica familiar.

¿Ante este tipo de problemas es necesaria la participación de todas las personas de la familia en la terapia?

Sin duda, cuanta más implicación haya por todas partes, mejores resultados se obtendrán. Al fin y al cabo, los niños son reflejo de lo que ven y aprenden y responden a los estados emocionales de los adultos, por lo que la colaboración que se pueda obtener de ellos será de gran valor.

¿Cómo funciona la hipnosis clínica?

La hipnosis clínica funciona partiendo de un estado de conciencia alterado, de concentración y atención focal en el que, mediante la guía del terapeuta, se trabaja con una mente más receptiva para establecer nuevas rutinas o respuestas automatizadas sin que se active un control supervisor, sugiriendo que la persona experimente cambios en sus sensaciones, percepciones, pensamientos o conducta.

¿En qué casos se recomienda?

Las aplicaciones de la hipnosis son amplísimas, tanto en Psicología como en Medicina, pero debe tenerse precaución en su utilización, ya que no tiene por qué ser útil para todos los problemas y pacientes, yendo desde trastorno de ansiedad hasta gestión del dolor, por poner ejemplos. La decisión de usar la hipnosis debe hacerse consultando con un profesional de la salud que haya sido formado en hipnosis clínica.