"Hay varios objetivos comunes en la intervención en violencia de género, de los cuales, podemos destacar: reducir/eliminar los síntomas que presenten, aumentar la seguridad en ellas mismas, aprender modelos de afrontamiento, solución de problemas y toma de decisiones, fomentar su independencia…"
Marta Gutiérrez Rodríguez. es psicóloga con Máster en Intervención Psicológica y Social en Violencia de Género. Además es experta en Terapia Breve Estratégica.
Cuenta con una amplia experiencia, actualmente forma parte del equipo de profesionales de Psikigai Psicología.
Desde mi adolescencia, muchas personas de mi círculo más cercano me decían que les ayudaba mucho hablar conmigo de sus cosas, que sabía escuchar y que les daba “buenos consejos”. Eso, en parte, me llevó a observar esas habilidades en mí e hizo que empezara a interesarme por todo lo que tenía que ver con las emociones, los trastornos mentales, el comportamiento humano, etc.
Conforme iba aprendiendo sobre ello, se fue consolidando en mí la idea de que quería dedicarme a la psicología.
Con la formación y experiencia que tengo hasta el momento, he ido reforzando la idea de que elegí bien mi profesión ya que es una fuente de aprendizaje constante y me permite llevar a cabo un trabajo con el que me siento muy realizada.
La Terapia Breve Estratégica es un modelo de intervención que se centra en el presente del paciente y busca dar soluciones a su problemática actual, sin ahondar en su causa (a no ser que, por circunstancias, sea necesario). Es decir, las sesiones se centran en entender cómo funciona el problema y no en su origen.
En este modelo, el paciente toma un papel activo ya que se le va guiando, a través de las sesiones y tareas, para que sea capaz de localizar sus propios recursos que le ayuden a solucionar su problemática.
Hay varios elementos clave en este tipo de intervención, entre los que podemos destacar la importancia de saber cómo el paciente percibe su realidad, localizar los círculos viciosos de comportamiento y sus intentos previos de solución que mantienen el problema, y encaminar al paciente a que los rompa para crear una nueva realidad en la que su malestar desaparezca, para que el paciente pueda recuperar/adquirir su propia funcionalidad.
Lo primero que hacemos en estos casos es ofrecer un espacio de apoyo y confidencialidad a la víctima. Es fundamental elaborar un vínculo terapéutico que le permita sentir confianza, respeto y seguridad.
Es especialmente importante valorar cuál es la situación actual de la mujer, los efectos psicológicos que presenta y si ella siente que su vida corre peligro. Si es así, habría que plantearle su derivación a los recursos que puedan garantizar su seguridad (y la de sus hijos si los tiene) y ayudarla a elaborar un plan de salida del hogar si está preparada para ello.
Hay diferentes perfiles de mujeres víctimas de violencia de género que acuden a consulta ya que pueden darse multitud de situaciones distintas a las que tenemos que adaptar el tratamiento, pero hay varios objetivos comunes en la intervención, de los cuales, podemos destacar: reducir/eliminar los síntomas que presenten, aumentar la seguridad en ellas mismas, modificar creencias sobre los roles de género, las relaciones, el amor, etc., aprender modelos de afrontamiento, solución de problemas y toma de decisiones, fomentar su independencia… el objetivo principal es que puedan recuperar el control de sus vidas, a todos los niveles.
Entendemos duelo como un proceso psicológico que se produce tras la pérdida de algo o alguien con lo que el doliente tiene un vínculo emocional especial.
En el sentido estricto, este término se aplica al proceso emocional y psicológico que aparece tras el fallecimiento de un ser querido. En un sentido más amplio, podemos vivir duelos por cualquier pérdida: salud, trabajo, una amistad, una casa, etc.
Algo que tienen en común todos los procesos de duelo es que la persona que lo experimenta tiene que adaptarse a una nueva realidad, tras un cambio producido por dicha pérdida, en unas circunstancias en las que aparecen muchas emociones y con una intensidad bastante alta.
Lo primero que hacemos en estos casos es valorar si se trata de un duelo “normal” o “complicado”, ya que la forma de intervenir puede variar en función del tipo de duelo que sea.
La intervención que hacemos en los procesos de duelo gira en torno al acompañamiento emocional del paciente, especialmente en las primeras sesiones, entendiendo que es importante respetar su ritmo y teniendo en cuenta el momento en el que se encuentra dentro del proceso. Canalizar y gestionar las emociones forman parte del objetivo principal de esta fase.
Por otro lado, y cuando valoremos que la persona está preparada para ello, pondremos en marcha los recursos necesarios que le permitan ir adaptándose a su nueva situación de la forma más funcional posible.