En el centro de psicología Mentiende, ubicado en Leganés, proporcionan terapia personalizada que integra enfoques tradicionales de psicología con corrientes y técnicas terapéuticas contemporáneas. Ayudan a sus pacientes a reconocer y enfrentar la raíz de sus problemas, en lugar de limitarnos a tratar los síntomas superficiales.
Desde Mentiende Psicología entendemos que cada persona es única, y así es como abordamos la terapia. Cada persona tiene sus necesidades y características, sin embargo todos compartimos un propósito común: sentirnos mejor. Es por eso que antes de comenzar el proceso terapéutico, facilitamos un formulario (que se puede completar desde el móvil) para comprender más a fondo cada situación. Patricia, directora y psicóloga del equipo, selecciona al psicólogo más idóneo para cada persona, asegurando un enfoque personalizado y efectivo.
No aplicamos simplemente un enfoque estándar; en su lugar, diseñamos cuidadosamente cada sesión, fusionando métodos diversos para adaptarnos a las necesidades específicas de quienes confían en nosotros. Es como componer una melodía única para cada persona. Eso es en lo que se basa la "terapia integradora", en que gracias a la increíble formación y experiencia de nuestro equipo, puedan combinar diferentes enfoques para ajustarse a las necesidades de cada persona. Se trabaja desde enfoques humanista, sistémico, cognitivo-conductual... tenemos profesionales en el equipo que hasta manejan psicoterapia psicodinámica. En resumen, en Mentiende la terapia es un viaje individualizado, no una fórmula repetitiva. Con nuestro equipo cálido y altamente capacitado, garantizamos una experiencia terapéutica que va más allá de lo convencional, guiando hacia el bienestar emocional deseado.
Uno de los pilares de nuestra filosofía de trabajo es, en efecto, la Teoría del Iceberg. Un iceberg es una gran masa de hielo que flota en el agua, donde una sección queda visible a ojos de cualquier marinero, y otra sección, aún más grande, queda oculta bajo el mar. En la Teoría del Iceberg en psicología, se compara la mente humana con un iceberg. La parte visible sobre la superficie representa los comportamientos y manifestaciones externas (lo que normalmente conocemos como la sintomatología por la que se acude a consulta), mientras que la mayor parte, que está sumergida bajo el agua, simboliza los pensamientos, emociones, y experiencias más profundas y menos evidentes (pero las más importantes ya que son las que conforman la raíz del problema, la base sobre la que se sustentan los síntomas). Desde Mentiende Psicología trabajamos desde esta perspectiva, vamos a explicarlo con un ejemplo práctico:
Imaginemos a alguien que busca terapia para solucionar un problema de ansiedad. Pues bien, la ansiedad visible (la parte visible del iceberg) puede ser solo el síntoma superficial de preocupaciones y desafíos más profundos que se encuentran debajo de la superficie (todo aquello que no vemos pero que igualmente provoca la ansiedad). Así pues, al aplicar la Teoría del Iceberg, la terapia presenta 2 fases. Una 1ª fase donde el psicólogo/a ofrecerá técnicas y herramientas para poder solventar y sobrellevar esos síntomas tan desagradables que representan la ansiedad. Sin embargo, en paralelo, tendremos una 2ª fase donde descubriremos que la ansiedad es solo la manifestación externa de pensamientos no resueltos, experiencias pasadas no procesadas, o patrones de pensamiento automáticos. Esta 2ª fase implica sumergirse en estas capas más profundas, explorando las raíces subyacentes de la ansiedad para abordarlas de manera efectiva. Podríamos utilizar enfoques terapéuticos que van más allá de simplemente gestionar los síntomas, buscando comprender y transformar las dinámicas internas que contribuyen a la ansiedad. Al hacerlo, ayudamos a la persona a descubrir y abordar las causas subyacentes, ofreciendo una terapia más completa. Gracias a esto hemos observado que los resultados en terapia son mejores y más duraderos, solucionando el problema de raíz y evitando que se manifiesta en forma de ansiedad, ataques de ira, trastornos de conducta alimentaria u otros síntomas indeseados.
Frente a conflictos intergeneracionales profundos en terapia familiar, enfocamos la comprensión en la historia y dinámicas familiares. Priorizamos el establecimiento de un diálogo abierto y empático, identificando patrones disfuncionales y promoviendo herramientas de comunicación efectiva. Planteamos sesiones de 1h30m con 1 o 2 terapeutas dependiendo del caso. La terapia incluye estrategias de resolución de conflictos y cambios en patrones de comportamiento, con el objetivo de equipar a la familia con habilidades duraderas para abordar desafíos y construir relaciones más saludables. No es tarea fácil ni mucho menos, ya que estos conflictos suelen venir de mucho tiempo, sin embargo gracias al equipo de psicólogos y psicólogas con el que contamos, quienes utilizan técnicas sistémicas especializadas en relaciones familiares, podemos resolver todos esos conflictos no resueltos y mejorar el bienestar familiar.
Tanto la terapia familiar como la de pareja comparten una necesidad común, la flexibilidad. Hay que ser flexibles, no hay un enfoque universalmente efectivo en la terapia de pareja, ya que la eficacia depende en gran medida de la naturaleza única de la relación y sus desafíos. Cada pareja tiene dinámicas, historias y necesidades distintas. La terapia se adapta a estas particularidades, utilizando enfoques que se alineen con los problemas específicos de la pareja. La flexibilidad y adaptabilidad terapéutica es clave para abordar la diversidad de desafíos en las relaciones y crear estrategias personalizadas que fomenten la comunicación, la comprensión mutua y el crecimiento conjunto. Hemos tenido parejas en el centro de todo tipo, desde las más tradicionales hasta las más abiertas hasta aquellas que no entran dentro de los cánones entendidos como pareja... por lo que la experiencia nos dice que podemos ayudar a todo tipo de parejas. Contamos con psicólogos muy bien formados y con amplia experiencia que les permite adaptar su tratamiento a la persona, pareja o familia que tienen delante.
Cuando una parte de la pareja no está dispuesta a participar en la terapia o muestra resistencia a realizar cambios, es crucial abordar esta situación con sensibilidad y respeto. Si cualquiera de las partes no quiere acudir a terapia, no podemos obligar. En primer lugar, y si están abiertos a hablar, se busca comprender las razones detrás de la resistencia, explorando sus preocupaciones y perspectivas. Luego, se trabaja en construir una alianza terapéutica, estableciendo metas y expectativas claras para la terapia. La terapia puede evolucionar hacia estrategias que aborden la resistencia, promoviendo la participación activa y el compromiso de ambas partes en el proceso de cambio, aunque sea a un ritmo en que ambos se encuentren cómodos. Sin embargo, y recalcamos esta parte para concretar la respuesta, no se puede obligar a nadie a venir a terapia ya que entonces no surtirá ningún efecto, será tirar tiempo y dinero.
Al abordar la resistencia de un adolescente hacia la terapia, especialmente cuando no desea participar, es esencial adoptar enfoques que respeten su autonomía y construir una conexión significativa. Si es menor de 16 años, como sigue siendo menor a efectos sanitarios, debemos involucrar a los padres en el proceso, pero a la vez tener mucho cuidado con no romper el vínculo terapéutico con el adolescente. por lo que a partir de ahí, se trabaja en establecer metas terapéuticas claras y relevantes para el adolescente, involucrándole en el proceso de toma de decisiones y haciéndole entender que él es el protagonista de la terapia y su opinión es fundamental. Se pueden utilizar enfoques creativos, como terapia expresiva o actividades basadas en intereses o hobbies personales, para hacer la terapia más atractiva. La construcción de una relación de confianza es fundamental, así como mostrar empatía y validar sus experiencias. La colaboración con la familia y la comunicación abierta también son herramientas valiosas para superar la resistencia y fomentar la participación activa del adolescente en el proceso terapéutico.