"Muchas parejas viven la infertilidad como un impacto inicial vital. Se cuestionan su valía personal, como sujetos y como pareja, ante ellos mismo y ante la sociedad. Cuando acuden buscando apoyo psicológico, su carga emocional es ya muy elevada."
María José García Rodríguez, psicóloga egresada de la Universidad Autónoma de Madrid. Es especialista es brindar apoyo a hombres y mujeres que desean ser padre, pero en el proceso se han encontrado con grandes dificultades para lograrlo.
En esta misma línea de trabajo, también se ha especializado en adolescentes y jóvenes fecundados mediante reproducción asistida, que han llegado a ala familia mediante la adopción, o que han sido gestados por madres subrogadas.
Eres experta en Psicología de la fertilidad ¿Por qué decidiste dedicarte a esta especialidad?
No tenía consciencia de que deseaba especializarme en este área. Si he sabido siempre, que la salud emocional y mental del menor, me apasionaban y apasionan y me duele su sufrimiento. Y si, se puede trabajar con un niño cuando está sintiéndose mal, pero trabajar con los padres o futuros padres, es una forma de prevenir la salud de su hijo. Al fin y al cabo, son ellos quienes desean tenerle, por la vía que deseen o puedan ser padres y, entiendo que son quienes deben ser conscientes, de lo que significa tener un hijo.
Cuando el Instituto del Menor y de la Familia, se vio desbordado por la demanda de futuros padres que deseaban adoptar fuera de España, (Adopción Internacional) y no poder atender en plazos razonables los requisitos que se precisaban, se formalizó un acuerdo de colaboración con al Colegio de Psicólogos y el Colegio de Trabajadores Sociales, para realizar en conjunto la Valoración de Idoneidad, de los padres que se ofrecían como adoptantes.
Por estas mismas fechas 1992 más o menos, comencé a colaborar con Unidad de Reproducción Asistida de la Clínica Monteprincipe, apoyando también a las parejas y las mujeres solas que entraban en tratamiento y lo vivían de forma angustiosa.
Estas nuevas formas de ser padres, fueron abriendo nuevos y muchos interrogantes en la vida de las parejas o mujeres que deseaban ser madres solas, igual que se da en los procesos de adopción, y todo esto, me fue atrayendo y se abrió una línea de trabajo e investigación que fuimos descubriendo y actualmente seguimos trabajado con la maternidad subrogada.
Hay buenos profesionales en este campo en Barcelona y en otros países pioneros que tienen interesantes publicaciones y me han ayudado en la especialización.
En estos momentos las familias son tan plurales, que la apertura emocional e intelectual de los padres, es necesaria que sea sana, para que haya buen pronóstico en muchas de ellas y en lo que devenga en lo social.
El diagnóstico de un problema de infertilidad puede suponerte un fuerte shock para una pareja ¿Cuáles son los problemas psicológicos que pueden derivarse de esta situación?
Cuando las parejas llevan un tiempo prudencial deseando ser padres, sin poner barreras anticonceptivas y acuden a una unidad de Reproducción Asistida, ya han pasado por diferentes momentos de duda e incertidumbre. Solo precisan que un profesional especializado, les oriente del tratamiento a seguir, en función de las características de cada miembro de la pareja y de la pareja en sí.
Muchas parejas viven la infertilidad como un impacto inicial vital. Se cuestionan su valía personal, como sujetos y como pareja, ante ellos mismo y ante la sociedad. Cuando acuden buscando apoyo psicológico, su carga emocional es ya muy elevada. Las dudas y miedos que presentan son muy genéricos como: la culpa por haber dejado pasar el tiempo esperando el mejor momento para ser padres, por aplazar los tiempos por complacer a uno de los dos que no se siente aún preparado, especialmente al varón, algunos tienen menos deseo por ser padres, en ellos la edad marca menos su dificultad para gestar. Haber tenido quizás una vida en la que se han cuidado poco, empiezan a sentirse obligados tener relaciones afectivo sexuales en fechas determinadas, decae el deseo de la pareja y la comunicación empieza a hacerse dificultosa.
Si la causa de su dificultad está clara, siendo algún miembro de la pareja el que la tiene, como baja o mala calidad espermática en el varón, o baja reserva ovárica en la mujer, las situaciones más comunes, cada uno de ellos, siente que no está complaciendo al otro en sus expectativas como padre o madre, pareja, familia…
¿Cuáles son los principales miedos y dudas que tienen las parejas que se están sometiendo a un proceso de reproducción asistida?
Cuando la pareja acepta su infertilidad, que nunca lo hacen del todo, comienza con los tratamientos de Reproducción Asistida. Sus sentimientos de control sobre su cuerpo han sido elaborados, su frustración se va reduciendo y su deseo de ser padres está por encima de la ayuda médica.
Se dejan informar y optan por la decisión que más seguridad les produce o la confianza del profesional que les atiende. Deben de dejar de lado por un tiempo su vida personal y centrarse en las visitas médicas, los procesos de espera, etc.
Durante todo el proceso del tratamiento aparecen dudas y esperanzas contradictorias, miedo al fracaso, ocultamiento familiar y de amigos, a los que inicialmente habían informado, pero los comentarios de algunos de ellos para aliviarles, como, "no pasa nada porque no seáis padres, podéis disfrutar más y vivir bien sin hijos…" les crea frustración por no sentirse entendidos y les aísla en la comunicación natural y espontánea con sus familiares y amigos, sobre todo si deben someterse a tratamiento con gametos o embriones donados.
¿Cómo puede ayudar a la mujer y a la pareja el apoyo de una profesional de la psicología?
El trabajo fundamental, sería ayudarles a pensar y apoyarles, ya que si están en un tratamiento, es porque a pesar del miedo, existe la esperanza de que sea posible. No se puede matar una ilusión si se está haciendo un tratamiento y poniendo todos los medios que los profesionales consideran adecuados. Entender sus miedos, que son objetivos, los tratamientos fallan, pero deben confiar en que las situaciones cada vez son diferentes, y que no pueden desde el miedo, matar algo que estar por llegar. No se trata de hacer fantasías exageradas y negar realidades objetivas como pocos óvulos, calidad del embrión, abortos de repetición sin llegar a la semana doce, pero tampoco estar con todo este esfuerzo, si la realidad médica opta por hacer el tratamiento.
Algunas parejas, ante la imposibilidad de uno de ellos para tener hijos, deciden que tanto el óvulo como el esperma sea de donantes ¿Por qué considera usted que las parejas toman esta decisión?
Cuando una pareja decide ser padres con gametos o embriones donados, ha pasado ya un tiempo desde que se les comunicó la imposibilidad de ser padres con alguno de sus genes. Llega a la consulta con un estado de tristeza, confusión y desorientación. La idea de saber algo sobre el/la donante les produce angustia a la vez que curiosidad, quisieran saber cómo es a la vez que les da miedo que en algún momento esta quisiera conocer al menor, aparecen muchas dudas entre la propia pareja y fantasmas respecto a que el hijo es más de uno que del otro…
La mayor angustia la muestran las mujeres, apareciendo entre otros síntomas el miedo a quién se parecerá el hijo, que pensara la familia del otro, los celos sobre si la relación del progenitor con el menor tiene más derechos y afinidades emocionales por tener sus genes, si la pareja se divorcia, quien tiene más derechos sobre el menor…Todo esto crea dificultades en la pareja, en ocasiones importantes, teniendo que pararse a pensar detenidamente si su relación está segura y asentada como para ser padres…
Esto no ocurre en la pareja cuando el embrión es donado, se sienten más iguales respecto a su relación con el menor, y su mayor preocupación es cómo y cuándo decírselo al menor o a la familia, si saben que han tenido dificultades para embarazarse y han pasado por tratamientos médicos. Sienten que sus progenitores no les quieran igual que al resto de nietos o que incluso haya alguna dificultad con los derechos del menor.
En los casos que han pasado por la consulta, cuando la pareja ha llegado a poder confiar en ella misma y en su deseo de ser padres, el embarazo en un porcentaje importante de los casos, con buenos embriones, suele tener éxito, a pesar de la edad avanzada de la madre, en la mayoría de las situaciones.
El estrés puede influir a la hora de quedarse embarazadas?
Esta pregunta tiene muchos matices. No tanto influye el estrés en el embarazo, o no quedarse embarazada de forma natural, sí que produce estrés, por lo que significa aceptar la dificultad de no ser madre o padres en general, e iniciar un largo recorrido medico lleno de incertidumbres, pruebas y en muchas ocasiones tratamientos fallidos.
También está la otra situación, se vive la maternidad como una carrera más en el ciclo vital de la mujer, y sí que interviene muchos factores externos que no ayudan en el embarazo, como el exceso de trabajo, el miedo a perderlo ante la maternidad, el miedo a coger peso (esto ocurre con frecuencia en las mujeres que han tenido dificultades con su alimentación), el miedo a no complacer a sus padres y que puedan ser abuelos… Se añade además angustia, ansiedad, tristeza por la pérdida de algo que otras parejas si pueden tener, llevándoles a aislarse de sus amigos, compañeros o familiares que pueden ser padres, desde lo que ellos conocen sin dificultades, todo esto en conjunto, lo denominaríamos estrés, que no favorece en nada el embarazo.
¿Por qué las parejas desean ser padres y madres a pesar de todo?
Las razones y respuestas son múltiples, tanto en la Reproducción Asistida, en la adopción y también en la maternidad subrogada y algunas muy comunes. Porque es un deseo que han tenido desde que se conocieron, porque pertenecen a familias constituidas y dentro de su proceso de familia se contempla la paternidad/maternidad, porque desean ver creer con ellos un hijo, porque alimenta su continuidad incluso aunque no sean padres genéticos, porque tienen mucho que aportar a un pequeño y es su continuidad en la vida... Hay tantas respuestas como futuros padres, pero solo algunas son asépticas y profundas, quiero decir pensadas en el bien del menor, y no en uno mismo o en la pareja.