"Los problemas de ansiedad, de autoestima, de estado de ánimo o de pareja pueden influir directamente en la calidad de nuestra vida sexual... También es importante saber detectar si el origen del problema sexual está directamente relacionado con algo traumático de nuestro pasado, ya que a veces puede pasarnos desapercibido."
Marilén Garcerán es psicóloga y sexóloga. Cuenta con amplia experiencia en terapia individual, terapia de pareja y terapia sexual, trabajando desde un enfoque cognitivo-conductual. Está especializada en psicopatología, neuropsicología, sexología y educación y asesoramiento sexológico.
Mi camino hacía el mundo de la Psicología fue poco premeditado pero casi inevitable. Con 14 años ya deseaba ayudar a los demás, participaba en diferentes voluntariados y sabía que eso me llenaba y me hacía feliz.
No sé si la Psicología me eligió a mí o yo a ella, pero desde luego estábamos predestinadas.
Sin relacionarlo directamente con la Psicología, siempre me han interesado los temas de género, pareja y sexualidad. Aunque a veces se consideren “hermanos menores” de la Psicología, desde mi punto de vista son temas muy importantes que se tienen que tratar con rigor y profesionalidad. Por esto decidí especializarme en esta área y así poder juntar dos de mis pasiones: la Psicología y la Sexología.
Dedicarte a algo que te gusta, te enriquece y te llena es una gran suerte.
El trabajo de un/a sexólogo/a puede ser muy distinto. Puede ir desde la formación, hasta el asesoramiento puntual o la terapia sexológica. En mi caso, a lo que más me dedico es a la terapia individual y de pareja. En concreto, mi forma de trabajar consiste en atender al paciente, darle seguridad y tranquilidad, evaluar bien aquello que le trae a consulta para poder darle una explicación correcta y ofrecerle las herramientas adecuadas para poder mejorar su situación de la forma más eficaz y rápida posible.
No siempre tiene porqué ser así, pero en muchas ocasiones las dificultades a nivel sexual están relacionadas con otro tipo de trastornos o dificultades psicológicas. Por ejemplo, los problemas de ansiedad, de autoestima, de estado de ánimo o de pareja pueden influir directamente en la calidad de nuestra vida sexual. En ocasiones no decidimos acudir a consulta por el motivo principal, sino por el síntoma que nos preocupa que, en este caso, sería una dificultad o insatisfacción a nivel sexual.
En algunos casos sí. Es importante saber detectar si el origen del problema sexual está directamente relacionado con algo traumático de nuestro pasado ya que a veces puede pasarnos desapercibido. No obstante, no todos los eventos traumáticos de nuestra vida tienen porqué influir directamente con nuestro motivo de consulta. A veces es algo que simplemente acompaña a este otro problema y otras veces es su causa directa.
La verdad es que se está avanzando mucho en este sentido. Son muchos los profesionales que se esfuerzan por dar pasitos cada día en este camino. Sin embargo, aún nos queda mucho trabajo que hacer. Educar en sexualidad es algo que debemos hacer todos y todas, desde todos los ámbitos, ya que hablar de educación sexual no solo es hablar de genitales, coitos, embarazos y enfermedades; también es hablar de autoestima, de cuerpos, de conocerse, de quererse, de aceptarse, de saber decir no, de vivir nuestra sexualidad plenamente, de los roles de género, de la igualdad y de muchísimas cosas más.