La audiometría es una prueba diagnóstica utilizada por el otorrino con el objetivo de evaluar nuestra capacidad auditiva. La audición es el resultado de la estimulación por parte de las ondas sonoras, de los nervios del oído interno, posteriormente el sonido generado viaja hasta el cerebro, a través de las rutas nerviosas.
La intensidad del sonido es la fuerza o volumen de los sonidos y se mide en decibeles, dB, que pueden oscilar entre los 20 de un susurro y los 180 de un motor. Si la intensidad es superior a los 85 dB, se puede generar hipoacusia o deficiencia en la audición.
El tono es la velocidad con la que vibran las ondas sonoras, y se mide en Hertz o cps, ciclos por segundo. El lenguaje humano oscila entre 300 y 3.000 Hz y los humanos pueden escuchar hasta 20.000 Hz.
La audiometría se realizará por el otorrino, en situaciones de hipoacusia, o con problemas de audición de cualquier tipo, cuyo origen puede estar en:
El procedimiento para realizar la audiometría es bloqueando un oído y viendo la capacidad del otro para escuchar habla normal, susurros o el tic-tac en un reloj. También se puede evaluar la capacidad de escuchar a través del aire, para lo que se golpeará un diapasón, manteniéndolo a los lados de la cabeza. La capacidad de escuchar a través del hueso, se determinará colocando el diapasón, tras golpearlo contra el hueso detrás del oído.
Finalmente se puede realizar una audiometría detallada, mediante un audiómetro, que está conectado a unos audífonos, obteniéndose resultados normales, si se escuchan tonos entre 250Hz a 8000 Hz y de intensidad de 25dB o menos.