La cirrosis es una patología que afecta al hígado, de manera crónica y no reversible, caracterízándose porque el mismo se inflama, apareciendo nódulos en sus células y fibrosis, haciendo que se altere su funcionamiento y su estructura, al bloquearse también la circulación sanguínea. En fases avanzadas, puede derivar en cáncer de hígado o en insuficiencia hepática. Podríamos definirla como la última etapa de una enfermedad crónica en el hígado
En función de su origen, podemos hablar de:
Estas dos son las más comunes. Hay otros tipos menos frecuentes:
Otro tipo de cirrosis es la que se deriva de enfermedades metabólicas hereditarias del hígado.
Los síntomas suelen aparecer en estados más avanzados de la enfermedad, y entre otros destacan:
Síntomas más graves serían la aparición de hemorragia frecuente, la ascitis, o acumulación de líquido en el abdomen, los edemas, o líquido en las piernas, gastropatía, varices esofágicas, incremente de la presión en la vena porta, o hipertensión portal, ictericia, encefalopatía hepática, aparición de cálculos biliares, diabetes, y en última instancia cáncer de hígado.
Lo primero será realizar un historial clínica del paciente, mediante la anamnesis, que no de indicios de cirrosis. Dos factores de alerta serán la obesidad y la adicción al alcohol.
Posteriormente se realizarán diferentes exámenes para ver el funcionamiento del hígado, a partir de una analítica de sangre completa. La misma se complementará con una ecografía del hígado, un TAC, una resonancia magnética, endoscopia y finalmente se puede realizar una biopsia.
No se ha logrado una eliminación total de la enfermedad, pero si pueden paliar los síntomas, así como la evolución de la misma, mediante:
Una posible cura para la cirrosis
Una proteína modificada con el objetivo de aumentar la cantidad de tiempo que circula en el torrente de sangre parece conseguir revertir la fibrosis hepática y la cirrosis en ratas, según los resultados de un estudio de la Universidad de John Hopkins, en Maryland, Estados Unidos.
Los investigadores han descubierto que los resultados avanzan en la búsqueda de una posible cura para los muchos pacientes que hay en todo el mundo y que viven en la actualidad con estas enfermedades para las que no hay una cura efectiva. De hecho, hay miles de personas sin un tratamiento eficaz, cuya única solución en muchos casos es el trasplante de hígado, que entraña muchos riesgos y que no es efectivo al 100%.
La fibrosis hepática y su evolución en cirrosis son causadas por el tejido cicatrizal que se forma en el hígado por causa de un abuso crónico del alcohol, las infecciones y algunas enfermedades autoinmunes, que lo van endureciendo progresivamente y se producen en exceso una serie de proteínas. Hasta ahora no hay una cura, pero esto podría cambiar si se continúa con este estudio que ya ha demostrado ser efectivo en ratas de laboratorio.