Se trata de una de las enfermedades inflamatorias del intestino. En ella se producen inflamaciones esporádicas del tubo disgestivo. Normalmente esta inflamación se produce en el cólon o en el íleon (final del intestino delgado). Estas inflamaciones y el tejido cicatrizal que producen pueden causar el estrechamiento del tubo digestivo llegando a causar cólicos, diarrea y dolor.
Son muy variables dependiendo de donde se ubiquen las inflamaciones. Las personas con inflamación del intestino delgado suelen presentar dolor abdominal, diarreas y pueden aparecer síntomas generales como debilidad y falta de apetito. Las afectadas en el intestino grueso suelen presentar diarreas a veces con sangrado.
También pueden aparecer otros síntomas extraintestinales como dolor articular o lesiones en la piel y otros síntomas derivados de la anemia como palidez y debilidad.
En ocasiones se asocia con la aparición de fístulas y úlceras.
Se diagnostica inicialmente por los síntomas descritos por el paciente. El médico puede indicar la realización de colonoscopia, TAC o radiografías.
No hay una cura para la enfermedad. Es por eso que el tratamiento se enfoca a mantener controlada la enfermedad evitando la aparición de nuevos brotes y mitigando los síntomas. Dentro de los tratamientos pueden encontrarse los farmacológicos (inmunodepresores, antiinflamatorios o esteroides), el quirúrgico, consistente en la extirpación de la parte de intestino afectada y llevar una dieta adecuada evitando alimentos que puedan empeorar los síntomas como especias, grasas, picantes, alcohol.
Los pacientes con la enfermedad de Crohn se suelen hacer la pregunta de qué pueden comer, y los especialistas en digestivo quieren recalcar que no hay que dejar de ingerir ningún grupo de alimentos. Al igual que la colitis ulcerosa, la enfermedad de Crohn es una enfermedad intestinal que afecta a unas 100.000 personas en nuestro país, por lo tanto es importante conocer algunas recomendaciones de nutrición y dieta.
Un estudio del Grupo Español de Trabajo en Enfermedad de Crohn y Colitis Ulcerosa revela que más de la mitad de los enfermos creen que hay determinadas comidas que pueden provocar la aparición de brotes y esto provoca que muchos eliminen de su dieta algunos alimentos para prevenir un posible empeoramiento.
Los profesionales de este estudio recuerdan que el papel que juega la dieta en esta enfermedad es nulo o prácticamente inexistente y que por tanto no es un factor decisivo que aumente la probabilidad de brotes ni hacer que estos empeoren. Por tanto, los enfermos con estas patología deben seguir llevando una dieta lo más sana posible, pero no precisan de una dieta personalizada y deben tomar el tratamiento prescrito por su médico para evitar las molestias de la patología y llevar la mejor calidad de vida.
Julio 2016