La mamoplastia de reducción es un procedimiento quirúrgico para disminuir el tamaño de las mamas (y/o de la areola), haciéndolas más pequeñas, ligeras y firmes. Consiste en la extirpación de grasa, tejido mamario y piel, efectuando incisiones alrededor de la areola - verticales y horizontales- en el pliegue submamario. Una vez extirpado este material, se coloca el pezón en su localización correcta y por último se practica una remodelación a la mama remanente.
¿Cuándo practicarla?
El cirujano no sólo recomienda una mamoplastia de reducción por estética, también por salud. Como consecuencia del exceso de peso, las mujeres con mamas grandes presentan problemas como:
Generalmente se espera hasta que el pecho esté desarrollado completamente, aunque depende de la gravedad de los problemas físicos que presente.
Pre y postoperatorio
El preoperatorio consiste en una exploración de mamas y de pruebas de imagen (ecografía y/o mamografía), así como una historia ginecológica completa. Se explicarán las distintas técnicas quirúrgicas; se discutirán el tamaño y la forma de las futuras mamas.
Se informa al paciente que la intervención, de unas tres horas de duración, se realiza bajo anestesia general (con las pruebas del preoperatorio que se estimen oportunas: analítica, electro...).
El postoperatorio en la reducción mamaria requiere el ingreso en la clínica durante dos o tres días. Una vez retirado el vendaje (a los pocos días), la paciente deberá llevar un sujetador especial siguiendo las instrucciones del cirujano. Los puntos se retiran a los 7 o 15 días y se puede hacer vida normal a las dos o tres semanas.
Resultados
Hay que tener en cuenta que la reducción mamaria deja cicatrices permanentes y visibles, aunque se disimulan fácilmente bajo el bikini o el sujetador. Actualmente existen técnicas modernas de ‘cicatriz
corta' que se apoyan en la lipoescultura y que obtienen mejores resultados que las clásicas cicatrices ‘en forma de ancla'.
El aumento de pecho es la opción más elegida, pero lo cierto es que también hay muchas mujeres que recurren a la opción contraria, tanto por estética como por problemas de salud derivados de un tamaño muy grande, como dolores de espalda. Así, las mastoplastías reductivas son operaciones bastante solicitadas pero que también pueden ocasionar problemas de los que es mejor estar prevenidos.
Las reducciones de pecho figuran entre las operaciones de estética más peligrosas por varios motivos. Para empezar, una de las principales consecuencias de esta intervención es el riesgo de que en un futuro la mujer no pueda lactar, ya que la zona podría quedar inutilizada para ese fin.
Además, durante esta intervención se corre el riesgo de que el tejido del pezón y de la areola sufra una necrosis, lo que llevaría a la necesidad de crear un nuevo pezón con piel de otras partes del cuerpo, que podría no resultar estético.
Por si fuera poco, el riesgo de infección está presente como en cualquier operación, y al tener que usarse anestesia general, también hay que prever posibles complicaciones. Tras pasar por el quirófano para una reducción mamaria también pueden aparecer tanto hematomas como cicatrices queloides y otras lesiones en la piel, por lo que es necesario informarse muy bien antes de tomar una decisión de este tipo.
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