La manometría esofágica es una de las pruebas diagnósticas utilizada por los especialistas en aparato digestivo, para determinar el buen funcionamiento del esófago, en concreto, para ver si contrae y relaja de forma adecuada.
En un funcionamiento normal del esófago, sus músculos, al tragar el alimento, se contraen y ayudan a que el alimento circule hasta el estómago, las válvulas del estómago por su parte se abren y así pemiten que líquidos y alimentos pasen; una vez que esto ocurre, se vuelven a cerrar para evitar que regresen tanto líquidos, como alimentos y ácido gástrico.
Si esto no ocurre, se producen una serie de síntomas:
La manometría esofágica se utilizará para determinar las causas que los provocan, aunque también puede ser realizada previa a la realización de una cirugía, para una correcta planificación o después de realizar la cirugía, para ver si esta ha sido efectiva.
La prueba consiste en introducir una fina sonda por la nariz, hasta el estómago, que es lo único que producirá alguna molestia, al provocar estornudos, cuando pasa por la nariz, o naúseas, cuando pasa por la garganta. La prueba tarda entre 15-20 minutos, no tiene por qué causar dolor. La sonda estará conectada a un ordenador, para poder reflejar a través de unos gráficos, las reacciones del esófago, cuando se pide al paciente que trague y se hace presión. Doce horas previas a la exploración habrá que evitar la ingesta de líquidos o alimentos sólidos. Si se está en tratamiento con fármacos, hay que informar al especialista para evitar que se modifiquen los resultados.
Un resultado anormal de la prueba indicará: