Los trastornos o problemas de conducta se caracterizan porque afectan a los niños con dificultad para acatar las normas. Algunas de sus expresiones más frecuentes son la desobediencia, las rabietas exageradas y frecuentes, la negatividad, las conductas destructivas y agresivas, mentiras constantes, conductas antisociales, ira, etc.
Estos problemas de conducta vienen determinados por diferentes variables, que pueden ser internas, como los factores genéticos y orgánicos y externas, como el entorno social, cultural, económico, o los condicionantes familiares, como es el estilo de educación, vínculos afectivos, modelos parentales, etc.
En una situación de problema de conducta, se debe tratar de no mostrar los problemas que la pareja pueda tener, reconocimiento de sus virtudes, realización de actividades que a ellos les agraden, mayor dedicación y atención de los padres, etc.
Sin embargo, si los problemas persiten, y la familia no se siente capaz de hacer frente a los mismos, o si hay conductas destructivas, negativas para el propio niño, entonces se recomienda acudir al psicólogo, para un tratamiento y seguimiento especializado.
¿Dónde está la clave que diferencia a las personas que tienen autocontrol de las que no?
El autocontrol es la competencia emocional que nos permite gestionar la realidad, tanto nuestros actos como nuestras emociones y pensamientos. Aquellas personas que tienen dificultades de autocontrol se ven incapaces de dejar de hacer algo que saben que tendrá consecuencias negativas para su vida o su entorno.
A continuación os presento las claves de la secuencia de una conducta sin autocontrol:
- Se presenta el estímulo estresor
- Tensión antes de realizar el acto
- Aparición del Impulso = Conducta
- Desahogo/placer justo en el momento del impulso
- Culpabilidad/Malestar justo después de realizar la conducta
Esta dinámica se reproduce en muchos de nuestros conflictos interpersonales con compañeros de trabajo, la pareja etc... y se visualiza muy claro en aquellas conductas en las que subyace una adicción como el alcoholismo o la adicción a las compras.
Tú puedes conseguir controlar tus emociones para lograr expresar aquella que quieres de la manera adecuada, conseguir paralizar los pensamientos negativos y permanecer concentrad@ a pesar de la presión. Disfruta del presente.