La rosácea es una enfermedad dermatológica, de carácter inflamatorio crónico, que afecta a la cara y a los ojos y puede dar lugar a úlceras y a inflamación, teniendo aspecto de acné, por lo que también se conoce como acné rosácea. La forma de manifestarse es con enrojecimiento o rojez en la cara, que se puede hacer persistente, al que ocasionalmente acompaña dilatación vascular y de pus, similar al que aparece con el acné juvenil. Afecta mayormente a mujeres entre 30-60 años y con piel clara.
Las causas de la rosácea no son conocidas, pero si se tiene hiperactividad vascular, puede haber mayor predisposición. Algunos desencadenantes pueden ser el frío, calor, viento, comidas especiadas o muy calientes, ansiedad y estrés, uso de corticoides de uso tópico, la menopausia también puede ser desencadenante o provocar que empeore.
Entre los síntomas que nos pueden indicar que existe rosácea tenemos:
La rosácea no tiene cura, pero se puede prevenir, evitando los factores desencadenantes, por ejemplo:
Se pueden tratar los problemas de la piel, como pústulas o pápulas, mediante antibióticos orales o aplicables a la piel, debido a su carácter antiinflamatorio.
También se puede tratar mediante retinoides orales, siempre bajo la supervisión del dermatólogo.
La cirugía láser puede contribuir a reducir el enrojecimiento y las telangiectasias, contribuyendo a la mejora estética.