Los objetivos de la sexualidad hoy en día van mucho más allá de la reproducción pues el placer y la interacción entre nosotros supone una expectativa importante. En el momento en el que el área sexual no se vive con satisfacción surge la aparición de síntomas que pueden dar lugar a un cuadro clínico llegando incluso a conformar un trastorno sexual.
Los trastornos sexuales podemos clasificarlos en:
- Disfunción Sexual: Trastorno sexual asociado a problemáticas como la falta de deseo, la dificultad para completar el acto sexual o dolor al realizarlo, que causa insastisfacción.
- Parafilias: el patrón de comportamiento sexual se encuentra en la excitación en objetos o situaciones ajenas al coito en sí con la persona.
- Trastorno de la identidad sexual: Deseo profundo de ser respetado y aceptado sexualmente como parte del sexo opuesto al del individuo.
El tratamiento y la ayuda psicológica pasa por realizar una anmanesis de la historia sexual del individuo, un recorrido para poder detectar el procedimiento más habitual y personalizado de tratamiento. Esos datos serían los propios de identificación (incluir estado civil y orientación sexual), el funcionamiento actual (satisfactorio, si no lo es porqué), historia médica, situaciones pasadas con otras parejas, frecuencia de experiencias sexuales, nivel de líbido, deseo sexual, descripción de la interacción sexual habitual, situaciones desagradables vividas en el sexo, conflictos relacionados con la identidad de género.
El tratamiento pasa por evaluar, informar del diagnóstico, desculpabilizar a la persona, escoger el tratamiento específico para el trastorno en sí dentro de la psicoterapia y aportarle a posterior las estrategias conductuales que permitirían cumplir los objetivos de la terapia.