Fístula es el nombre que recibe una conexión anormal entre un órgano, un vaso o el intestino y otra estructura. Las fístuls se producen generalmente, a causa de una lesión o una cirugía, pero también pueden ser el resultado de una infección o inflamación.
Las fístulas naturales son, por ejemplo, aquellas que se forman entre el extremo del intestino y la piel cerca del ano o entre el intestino y la vagina. Las Fístulas también pueden formarse entre el recto y la vagina.
Aunque las fístulas sean causadas en general por lesión o cirugía, también se pueden formar después de que una infección que haya llevado a una inflamación severa. Las condiciones inflamatorias que afectan al intestino, tales como enfermedad de Chron o colitis ulcerosa son algunas de las patologías que pueden producir fístulas.
El ano cuenta con dos músculos encargados de la continencia: los esfínteres anales (interno y externo voluntario). Gracias a ellos podemos ser capaces de decidir en qué momento llevar a cabo nuestras deposiciones. Dependiendo de la longitud y profundidad del trayecto de la fístula, es posible clasificarlas desde las más sencillas hasta las más complejas. Dividimos las fístulas en sencillas y complejas, siendo las tres primera de la siguiente lista fístulas sencillas, y el resto fístulas complejas. Además es importante la localización de estas, si afectan a la porción anterior del ano, es decir, si la fístula se extiende hacia la zona del perineo, su gravedad es mayor.
La fístula anal aparece como consecuencia del bloqueo de la salida de las glándulas que se encuentran en el ano. Primero se forma un absceso que termina por romper la piel de la zona perianal, formando así una conexión irregular con la superficie interna del canal anal, pudiendo llegar a producirse la salida de heces a través de esta.
No son dolorosas, excepto en los casos en los que el abseso que las produce sea recurrente, pero sí causan picor e irritación, ya que se trata de lesiones que exudan pus.
Al menos la mitad de los casos de fístulas anales pueden ser evitados si el absceso previo a su aparición es detectado y drenado. Es importante en cualquier caso evitar la infección del absceso, ya que podría causar una enfermedad sistémica.
El diagnóstico se realiza mediante la exploración de la región perianal, aunque la apertura no siempre es visible, por esta razón en algunos casos, cuando el examen visual no es suficiente, es necesario realizar una exploración con anoscopio, para lo que se aplica anestesia local.
El tratamiento de la fístula pasa por descartar una posible infección, esto implica qu se deben administrar antibiótiocos al paciente antes de cualquier otro tipo de intervención. El tratamiento dependerá del lugar donde se encuentre la fístula.
Una de las opciones de tratamiento es mantenerla abierta utilizando para ello un dispositivo de látex, con el objetivo de drenar el pus. También se puede realizar una ligera incisión para abrirla y proceder a su limpieza, con el fin de que esta cicatrice progresivamente desde la parte interior hacia el exterior. Sin embargo esta técnica no está indicada en aquellas fístulas que atraviesan el esfínter, ya que podría causar incontinencia fecal.
Actualmente existe un tratamiento que consiste en llenar la fístula con una sustancia biodegradable llamada fibrina, sellándola completamente.
EL tratamiento dependerá del tipo de fístul, de su localización y de la desición del profesional médico que la evalúe.
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