El oído puede sufrir una infección, provocando una acumulación de líquido en el oído medio que no puede drenar por sí solo. Los síntomas son desde un intenso dolor y una leve molestia hasta una pérdida de audición temporal y el drenaje puede ser parte del tratamiento. Aunque también hay que tener en cuenta que muchos de los procesos que requieren drenar son asintomáticos.
El drenaje en el oído puede provocarse de distintas maneras y unas son más invasivas que otras. Por un lado, sin intervenir de ningún modo, simplemente esperando, puede reducirse la congestión e inducirse tal drenaje naturalmente. En muchos casos, el pus va filtrándose a través de la trompa de Eustaquio, aunque sea de forma lenta.
Otro método para propiciar el drenaje en los oídos consiste en recetar antibióticos, pero cuando el cuadro se complica, si estas opciones no surten efecto o simplemente cuanto el especialista en otorrinolaringología lo considera adecuado, se recurre a los drenajes timpánicos.
¿Cómo se aplica el drenaje de oído timpánico?
El drenaje de oído mediante intervención, que puede combinarse con la toma de antibíoticos, consiste en la introducción de unos tubos que se colocan en el tímpano, manteniendo su apertura para ir liberando el líquido.
Básicamente, para poner un drenaje se realiza previamente una perforación en el tímpano. Se trata de una decisión que tienen en cuenta los pros y los contras de la intervención. Es decir, el médico considerará que los daños en el tímpano que pueden ocasionar en el paciente las enfermedades que provocan la acumulación del pus son más perjudiciales que el hecho de tener que inducir una rotura del tímpano.
La colocación del drenaje, también conocida como miringotomía, es una operación sencilla, que comienza con la citada incisión de la membrana timpánica para acceder allí donde se encuentra el líquido que se quiere drenar.
La colocación de los denominados tubos de drenaje transtimpánicos (TDT) permiten mantener abierto dicho canal, con lo que se favorece el drenaje, así como una adecuada ventilación. Se trata de una técnica quirúrgica poco dolorosa, que no necesita ingreso y se aplica en alrededor de diez minutos, realizada con anestesia general en niños y local en adultos, que requiere poder visualizar la membrana timpánica.
Para una mejor visualización, este procedimiento se realiza bajo visión microscópica, con una incisión que no superará los 5 milímetros de longitud. Igualmente, tras realizarse, se aspirará el líquido del oído medio y se colocarán los TDT. Atendiendo a las necesidades de cada paciente, éstos serán de uno u otro material, así como de tipo temporal o permanente, entre otras características.
Siempre teniendo en cuenta, por otra parte, que la rotura de tímpano es reversible. Una vez puestos los drenajes, se dejan durante tres y nueve meses para que realicen su función. Una vez puestos, salvo entrar agua el interior del oído a través del drenaje, el paciente puede hacer vida normal. Finalmente, son expulsados de forma natural, ya que raramente hay que quitarlos.
¿Cuándo se aplica el drenaje en los oídos?
Por lo general, estos drenajes son la mejor solución cuando otros tratamientos médicos más conservadores fracasan, si bien su peligro potencial puede considerarse mínimo. Aun así, se trata de una cirugía que implica una serie de riesgos, como lesiones en la cadena osicular y, en cuanto a los sangrados, éstos son raros y cesan espontáneamente.
Se aplican para tratar infecciones de repetición, buscando que no se compliquen o reduciendo su complejidad, en caso de que ya lo hayan hecho. Si ya se han producido daños en el tímpano, el drenaje puede detener su agravamiento e incluso lograr una curación. Al lograr el drenaje del pus, por otra parte, se consigue que no se tenga que prolongar en exceso el tratamiento con antibióticos.
Imagen: Elboy99 en Wikimedia
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