La perforación del tímpano, el tejido que se encuentra en la parte media del oído, es relativamente frecuente y las causas suelen ser una otitis o un traumatismo. En la mayor parte de los casos, se produce una reparación espontánea, reconstruyéndose la membrana. En caso contrario, para su reparación se podría realizar un trasplante timpánico a través de la cirugía denominada timpanoplastia.
A continuación, veremos estos aspectos de forma más desarrollada. Desde cuáles son los síntomas del tímpano perforado para saber si estamos ante una perforación de tímpano hasta el tiempo que puede tardar en sanar por sí mismo y, de no hacerlo, cuáles son los posibles tratamientos.
Al tratarse de una membrana muy fina al que se puede acceder con un objeto de forma fácil, por ejemplo, cuando usamos un palito de algodón para la limpieza del oído, su perforación de forma accidental se produce al introducirlos o también como consecuencia de infecciones de oído.
En este segundo caso, se produce pus detrás del tímpano, ejerciendo una presión sobre él que acaba perforándolo. En raras ocasiones, la diferencia de presión del aire cuando se desciende en el buceo o exponerse a un sonido muy fuerte (una explosión, etc.) podrían también perforarlo.
El dolor intenso no siempre es un síntoma que nos indique que el tímpano se ha roto. Sin embargo, cuando se trata de una rotura brusca sí es muy dolorosa. Por lo tanto, un dolor extremo sí puede ser síntoma de que el tímpano se ha roto, pero también puede producirse una rotura sin necesidad de que curse este síntoma.
Por otro lado, cuando se produce una perforación por causas que no ocasionan una rotura aguda, como ocurre con una otitis crónica, la misma se trata de un proceso lento, que finalmente desemboca en una rotura. En este caso, la manifestación del dolor será distinta, cursando con menos dolor que cuando se nota un dolor agudo dentro del oído.
Es decir, no será fácil determinar si se rompió el tímpano sin hacer las necesarias pruebas médicas. Bastaría una inspección visual utilizando un otoscopio, un instrumento médico que mediante iluminación ayuda a examinar tanto el conducto auditivo externo como el tímpano
Un tímpano roto no puede actuar como una barrera natural a la hora de detener el agua que se cuela al ducharse o bañarse, de tal modo que el agua penetra en el interior de la oreja, otro signo para identificarlo. En concreto, al estar roto el tímpano no existe sello y el agua penetra e inunda el interior de la oreja, con el consiguiente riesgo de infección de oído. Es entonces cuando, al producirse la infección, puede resultar doloroso y, de este modo, ser un indicador de una posible rotura.
En cuanto a la pérdida de audición, dependerá del tamaño de la rotura, siendo mayor si el tímpano se destruye en más de dos tercios. Por suerte, cuando el tímpano sana por sí mismo, lo más habitual, también se recupera la audición. Sin embargo, si la rotura ocasiona infecciones, a su vez causa de pérdidas auditivas, aquellas deben tratarse.
Por lo general, las perforaciones de tímpano se curan en pocas semanas, es decir, la membrana se repara a sí misma, volviendo a su estado anterior de forma casi idéntica, aunque en ocasiones la membrana es más frágil.
Si no se cura transcurrido este tiempo, una circunstancia que suele ocurrir cuando la perforación es importante, el tratamiento del timpano roto suele requerir intervención quirúrgica, si bien cada paciente requiere de un diagnóstico específico, utilizando diferentes pruebas médicas, entre ellas la timpanometría.
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