En el mundo globalizado y flexible donde nos movemos cada vez es más frecuente que encontremos trabajo en otra comunidad autónoma o en el extranjero. ¿Cómo enfocarlo cuando ese cambio de residencia lo hacemos con niños? ¿Es necesario informarle o explicárselo es darle demasiada importancia al cambio?
El enfoque que debemos de tener ante nuestro hijo dependerá inicialmente de la edad, la reacción de un niño de 2 a 3 años no será relevante y sólo les afectará si somos nosotros los que nos encontramos inquietos y agobiados por la situación ya que los niños absorben las emociones paternas. Si nuestros hijos ya tienen más de cinco años el cambio de casa requerirá de un tiempo para explicarle lo que va a suceder.
En esa conversación debemos de ser claros con el niño pero siempre enfocando el cambio de una manera positiva. Informarle de lo que va a ganar y el porqué de la mudanza. Además es recomendable que el niño se familiarice con el nuevo lugar y los alrededores. Podemos enseñarle mapas, fotos por internet…Enseñarle fotos de la casa o si nos es posible reservar un día para ir con él una semana antes de la mudanza definitiva.
Si lo vemos muy cerrado podemos incluir actividades como que dibuje su nueva habitación o imaginarnos con él como serán sus nuevos amigos y las cosas que podrán hacer sus padres con él en la nueva ciudad.
Por supuesto tampoco se trata de engañarlo y tapar la parte más complicada que es lo que deja, le diremos que no perderá a sus amigos de toda la vida. Hoy en día las tecnologías nos acercan a todos, podremos tener el wasap de sus amigos o de los padres si son pequeños, las redes sociales, mandar fotos al resto de su nueva vivienda o incluso si la distancia no es muy lejana o es en la misma ciudad comprometernos a propiciar encuentros.
¡Y llegó el día de la mudanza! Invitemos al niño a que separe los juguetes que quiera llevar, que rotule la caja y que podamos hacerlo de una manera relajada e incluso como un juego. Es importante que nosotros estemos bien y que nos vea relajados.
Y si es posible que el cambio de casa no coincida con cambios importantes en la etapa del niño como empezar al cole, una separación de los padres, etc…
El mundo cambia y nuestros hijos se adaptan con nosotros. No tiene por qué ser un problema.
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