El dolor es el principal síntoma de la tendinitis, la inflamación o irritación de un tendón, una estructura fibrosa cuya función es conectar el músculo con el hueso. En concreto, se trata de un dolor que se torna agudo cuando hacemos determinados movimientos o esfuerzos y normalmente afecta a los tendones de la zona de los codos, muñecas, hombros, rodillas y talones.
¿Pero, es inevitable que el dolor y la tendinitis sean sinónimos? No, si sabemos cómo aliviar el dolor de tendinitis, para lo cual se debe acudir al médico para su diagnóstico y tratamiento. En particular, al reumatólogo o traumatólogo, si bien se trata de un área multidisciplinar en la que también se incluyen los fisioterapeutas.
De hecho, el objetivo del tratamiento de la tendinitis es reducir tanto el dolor como la inflamación. Por lo general, se necesita reposo del área afectada, así como el uso de antiinflamatorios, si bien en casos más difíciles se puede recurrir a otras ayudas, como la inmovilización mediante férulas, los masajes dados por profesionales o las infiltraciones con antiinflamatorios de mayor potencia.
La rehabilitación también puede ayudar de forma importante a su curación, sumando a tratamientos de fisioterapia y kinesiología el ya mencionado reposo de la zona, evitando hacer sobreesfuerzos durante el mismo.
Igualmente, existen procedimientos más, sin llegar a la cirugía, por lo que pueden considerarse mínimamente invasivos. Entre ellos, la punción seca y el tratamiento con ondas sonoras ultrasónicas, que en ambos casos requieren realizar pequeños orificios en el tendón. En los casos más graves, cuando el tratamiento conservador no da resultados, como último recurso puede ser necesaria la cirugía.
El mismo tratamiento, por lo tanto, debe ir reduciendo el dolor de tendinitis, pero también podemos seguir una serie de consejos orientados a saber cómo calmar o eliminarlo. El objetivo, lógicamente, es reducir la inflamación, ya que ésta es la que produce el dolor y, en ocasiones, también enrojecimiento.
Para esto, la crioterapia será de ayuda. Sencillamente, aplicamos una bolsa de hielo o de gel frío sobre la zona dolorida durante diez minutos, dos veces al día. Si la sensación es difícil de soportar, envolveremos la bolsa en un paño y aumentaremos el tiempo hasta los quince o veinte minutos.
De nuevo, combinada con la aplicación local de frío, repetimos la importancia del reposo. Siempre que no se ejerza presión en el tendón dañado, se podrá realizar cualquier actividad, con lo que no se trata de un reposo absoluto. El objetivo, por lo tanto, es disminuir la carga en el tendón.
Por otro lado, si el reposo del área lastimada es completo durante unos días, volver a moverla requiere de movimientos lentos para así evitar la rigidez y nuevos sobreesfuerzos que se traduzcan en recaídas.
Cuando se sufre una tendinitis de rodilla o talón, levar la zona afectada por encima del nivel del corazón puede ayudar a reducir la inflamación, y también el dolor. Si aplicamos frío local, es un buen momento para mantenerla elevada, por ejemplo, sobre un cojín.
Por su parte, la tendinitis de talón o lesiones en el tendón de Aquiles, cuyo dolor es constante, no solo requiere acudir al médico para que evalúe la gravedad de la lesión, como ocurre con cualquier otra tendinitis, sino también no apoyar el pie siempre que sea posible. En este caso, resulta difícil para algunos pacientes guardar el reposo necesario, y los especialistas en medicina deportiva pueden ayudar a minimizar el dolor y evitar que la lesión vaya a más mediante consejos, bien sea una práctica de tipo deportivo o laboral, pongamos por caso.
Dentro de la fisioterapia, volviendo ya a tendinitis de distinto tipo, podrían sernos de ayuda los ejercicios que ayudan a la contracción del músculo cuando se está estirando, efectivos en casos de tendinitis crónica. Los vendajes compresivos también pueden aliviar los síntomas de lesiones en las que se vea afectado el ligamento.
En definitiva, para evitar el dolor de la tendinitis, la mejor manera de actuar es tratarla para así evitar más dolor. Estar atentos a los síntomas de la tendinitis permite actuar a tiempo y evitar su agravamiento, así como posibles complicaciones, entre ellas una disminución de la movilidad y un dolor cada vez mayores.
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