Entrevista a Traste Psicologia Infanto-Juvenil

Raquel Laredo: Psicología infanto-juvenil para contribuir a una infancia y adolescencia más saludables

"... nos ilusiona la idea de poder ayudar no solo a conseguir una mejor y más saludable infancia y adolescencia sino también a ayudarlos a conseguir un poquito de esa tan ansiada felicidad que todos buscamos".

Raquel Laredo junto con Cristina Palomares conforman Traste Psicología Infanto-Juvenil. Según palabras de Raquel se orientan hacia este ámbito, "atraídas e interesadas por la evolución y el desarrollo tanto de los más pequeños como de los adolescentes quizá por su manera tan especial de ver las cosas o quizá por su fragilidad y desamparo ante el mundo que los rodea y cómo este les afecta sin que sean del todo conscientes".

El enfoque de Traste es la psicología infanto-juvenil, ¿por qué decidís orientar vuestra carrera profesional hacia ella?

Siempre nos hemos sentido atraídas e interesadas por la evolución y el desarrollo tanto de los más pequeños como de los adolescentes quizá por su manera tan especial de ver las cosas o quizá por su fragilidad y desamparo ante el mundo que los rodea y cómo este les afecta sin que sean del todo conscientes.

Ayudando a los más pequeños con sus preocupaciones, miedos, etc… dándoles las herramientas y técnicas necesarias, les estamos entrenando también, de cierta forma, para ser adultos más capaces y resolutivos pues, esas herramientas aprendidas, estarán a su disposición siempre que las necesiten ayudándoles en su día a día y, cómo se suele decir, “Los niños son el futuro”.

Además de los más pequeños, no nos olvidamos de los adolescentes, esos casi adultos en pleno desarrollo de su personalidad, sumergidos en un cóctel hormonal en una etapa llena de cambios. Esta, puede ser un momento realmente duro para  ellos y ellas que, sin querer, luchan por saber quiénes son y cuál es su lugar en este mundo, con las presiones y problemáticas que eso puede conllevar y que, con un poco de ayuda tanto a ellos como a sus padres, puede ser, incluso, una etapa más en la vida que recordar, hasta, con cariño.

En definitiva, nos ilusiona la idea de poder ayudar no solo a conseguir una mejor y más saludable infancia y adolescencia sino también a ayudarlos a conseguir un poquito de esa tan ansiada felicidad que todos buscamos.

¿Cómo se viven los problemas de ansiedad en los más pequeños?

La ansiedad en los más pequeños se siente de forma muy similar a como la siente un adulto con la misma sensación de inquietud, angustia y temor pero la reacción del menor a los síntomas difiere mucho de la de un adulto.

Si bien es cierto que muchos miedos que producen ansiedad en los niños, son de carácter transitorio y evolutivo ayudándoles a adquirir las habilidades necesarias de enfrentamiento ante diversas situaciones, en algunos casos estos miedos persisten en posteriores etapas, impidiéndoles un correcto desarrollo personal. Es cada vez más habitual encontrarnos con niños de 8/10 años que manifiestan ansiedad, estrés o preocupaciones excesivas que les producen un grave malestar generalizado que muestran a través de cambios en su vida social, escolar y familiar, siendo estos cambios, observados por los padres.

¿Cómo los detectan los padres?

Los padres suelen detectar este tipo de problemática mediante, sobre todo los cambios en la conducta de sus hijos. Estos presentan, en cuanto a síntomas físicos se refiere, dolores musculares, palpitaciones, dificultad para respirar, mareos, es decir, los mismos que mostraría un adulto ante un estímulo ansioso.

Por otro lado, en cuanto a su comportamiento, notarán que duermen peor, están más irritables de lo habitual, están continuamente preocupados/as, presentan un mayor cansancio y falta de concentración…

Además en la mayoría de los casos, cuando son miedos específicos y existe un entorno de confianza del menor en sus progenitores, los niños suelen comentar con ellos que es lo que les preocupa o que les da miedo.

Ante ellos ¿qué se puede hacer?

Lo más importante es localizar el núcleo del problema o el foco de la ansiedad, cambios en la rutina diaria, altas expectativas o presión escolar, recibir alguna noticia impactante para ellos…

A partir de ahí los padres pueden:

  • Promover hábitos que favorezcan la relajación tales como actividad física, descanso adecuado, presencia de rutinas…
  • Ser, sobre todo, un ejemplo para ellos, mostrarse calmados hablando con tranquilidad
  • Ayudarlos a elaborar estrategias de para controlar los niveles de ansiedad,
  • Cuidar su autoestima y aportarles seguridad…

Si aun así no se ven cambios o mejorías, lo mejor será acudir a un especialista que no solo ayude a los padres a manejar las situaciones de ansiedad sino que ayudará al menor con técnicas adecuadas de relajación y respiración, trabajando con el/ella los pensamientos o creencias que les creen inquietud, a ensayar las situaciones con antelación entre otras muchas técnicas o pautas entrenándolos/las así en habilidades necesarias para que ellos o ellas solos/as puedan enfrentarse a las situaciones que les produzcan ansiedad tanto ahora como en el futuro

¿Cómo expresan los niños sus problemas?
Partimos de la base de que cada persona se expresa como buenamente puede, pues no todos tenemos el mismo vocabulario o la misma forma de exteriorizar nuestros problemas y preocupaciones. Con los niños, es, si cabe, aún más difícil pues, los más pequeños ni tan si quiera hablan, aunque no por ello dejan de manifestar sus malestares

Una mamá o papá sabe si su bebé tiene hambre sueño o dolor, solo con escuchar su llanto.

El llanto, la falta de sueño, la falta de ganas de realizar actividades que siempre le han encantado, la ira desatada así como las rabietas incesantes y la irritabilidad desmedida son lo que, en los niños y adolescentes, nos hace sospechar que algo les está pasando y requiere de atención.

Además, los niños también suelen manifestar sus miedos o preocupaciones a través de dibujos o cuentos creados por ellos mismos en los que mediante personajes inventados, relatan su día a día y aquello que les pasa por la cabeza y les produce malestar, angustia, tensión e incluso estrés.

Por ese motivo, es importante fijarse en los cambios bruscos en los comportamientos de nuestros menores para así estar alerta ante posibles problemas o dificultades

¿Cuál es el enfoque utilizado por vosotras para tratar las problemáticas de niños y
adolescentes? ¿Cómo se trabaja con las emociones?

Nos guiamos principalmente por el enfoque Cognitivo conductual, que está centrado en la vinculación del pensamiento y la conducta combinando diferentes técnicas y estrategias de afrontamiento y exposición entre otras muchas. Este, considera que los comportamientos se aprenden de infinidad de maneras tales como la experiencia, la observación de los demás, lenguaje verbal y no verbal… 

Todos nosotros durante toda nuestra vida estamos desarrollando aprendizajes que se incorporaran a nuestra forma de ser y en su mayoría son funcionales aunque en ocasiones, estos aprendizajes son problemáticos para el correcto desarrollo del ser humano o de su felicidad es a estos últimos a quienes se dirigirá la terapia.

De todos modos, no nos quedamos solo en una visión o rama de la psicología, sino que nos nutrimos de todos aquellos enfoques que puedan ayudar a nuestros pacientes a alcanzar sus objetivos y mejorar siempre, su calidad de vida aportándoles las armas y herramientas necesarias para que ellos mismos sean quienes consigan todos sus objetivos ahora y en el futuro.

El autismo es uno de los problemas de desarrollo que tratáis, ¿el mismo es más
frecuente de lo que se piensa normalmente?

El trastornos del espectro autista (TEA) es más común de lo que mucha gente cree pues, bajo estas siglas, se engloban diferentes trastornos tales como el síndrome de Rett, el Asperger, el Trastorno Generalizado del Desarrollo (TGD), el Tras. Desintegrativo Infantil… todos ellos, aunados actualmente en el manual diagnostico DSM-V como Autismo.

Además así como no hay dos personas con una afección por ejemplo, gripal igual, no hay dos niños con autismo iguales ya que este, tiene diferentes grados de afectación. Los más afectados por este trastorno no podrán hablar, aunque si, con esfuerzo y trabajo, llegar a comunicarse.

Incluso en ocasiones, hemos detectado una presencia de este trastorno en menores mal diagnosticados de sordera, es por ello, que cuando se hace una evaluación hay que descartar siempre todo tipo de problemáticas asociadas al motivo de consulta, pues los padres pueden acudir con una preocupación específica y eso llevarnos a ver la existencia de una problemática mayor. Por ello se ha de tener mucho cuidado cuando se hace una evaluación y se dan los resultados ya que un mal diagnóstico puede tener importantes repercusiones para el menor.

Ese motivo, entre otros, nos lleva a tomarnos muy en serio este proceso y lo hacemos con mucho cuidado realizando las pruebas que sean necesarias para estar seguras de lo que decimos a esos padres preocupados que acuden a nuestro centro.

En la página web del centro, se puede encontrar información y apartados dentro de la misma que informan sobre posibles síntomas de alerta a tener en cuenta para sospechar tanto de un posible trastorno del espectro autista, como de que algo está ocurriendo y afectando a vuestros hijos, además el blog cuenta con una sección de sospechas que se actualiza con los signos de alerta de diferentes problemáticas existentes

03 de junio de 2016 | Tema: Psicólogo


Traste Psicologia Infanto-Juvenil

Psicólogo en Oviedo - Psicología

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